El hombre del norte (Robert Eggers, 2022)

 

El hombre del norte (The Northman) es una película de drama histórico épico estadounidense-británica dirigida por Robert Eggers, con un guion coescrito por el poeta y novelista islandés Sjón.

Está ambientada a principios del siglo X en Islandia, y protagonizada por Alexander Skarsgård como el príncipe vikingo Amleth, Nicole Kidman y Anya Taylor-Joy. También pone en los créditos que está protagonizada por Björk (sale 5 minutos), Ethan Hawke (10 minutos) y Willem Dafoe (5 minutos).

La historia sigue al personaje de Amleth (Alexander Skarsgård), quien emprende una misión vengativa después del asesinato de su padre (Ethan Hawke), ese que sale 10 minutos y acaba como un pincho moruno y sin cabeza.

En sus 136 minutos se refleja muy acertadamente la cultura vikinga.

Os podéis imaginar lo que se ve.

Cuervos, batallas en semi pelotas, valquirias, mitología a cascoporro, vikingos y vikingas con el pelo largo y trenzado, decapitaciones, barquitos de esos con una cabeza de una serpiente o dragón, más decapitaciones, venganzas y un montón de gente con nombres raros que te obliga poner la boca de un modo muy gracioso para pronunciarlos.

Ahora en serio. El hombre del norte no está mal. De verdad.

Es un ejercicio de intentar mostrar la cultura y mitología nórdica de un modo real a través de una historia de venganza y obsesión. Siglos más tarde Shakespeare, se cree, se basó en esta historia para escribir su famoso Hamlet. 

El director Robert Eggers está obsesionado con meterte en el metraje escenas oníricas, simbolismos y/o sobrenaturales que te hacen dudar de lo que estás viendo. Ha realizado tres películas -La bruja, 2015, El faro, 2019- junto a esta que nos ocupa. Y en todas (sí, las he visto todas) abusa de esos recursos. Cada poco tiempo, en el metraje, te mete escenas que no sabes si son sueños, viajes astrales o retortijones tras comerte un cocido completo a las cuatro de la tarde. Cuando ya lo has visto en sus dos películas anteriores, en esta tercera no te sorprende.

Conan, el vikingo.

La película se hace amena pero no es épica. Cosa que yo esperaba al ir al cine.

Todo tiene un ritmo mucho más pausado y, poco a poco, se construye la película.

Al ser una historia de venganza esperaba más acción y mala uva. Yo esperaba que el protagonista le costara Dios y ayuda encontrar al asesino de sus padre y que este fuera muy malo, sanguinario y cruel. Tipo Conan, el bárbaro. En mi cabeza también me imaginaba que el malvado asesino (Fjolnir, ¿a qué acabas de poner la boca en ese modo tan gracioso?), de su hermano Horvendill (lo acabas de volver a hacer) viviera en una fortaleza parapetado tras unos muros y nuestro protagonista (Amleth) lo encontrara cuando quedara sólo 1 hora de peli.

Pues no.

A la media hora, ya lo ha encontrado y el menda, reconvertido en ovejero, vive pacíficamente, con sus dos hijos y la madre de Amleth, al cargo de cuatro mataos en Islandia. 

¿Eso no te lo esperabas, eh?

El resto de la película es su plan de venganza, una que Amleth planea haciéndose pasar por un esclavo junto a otra esclava, Olga (Anya Taylor-Joy, una buena actriz poseedora de un rostro extraño. Para mí, tiene una belleza extraterrestre. Ojo, que otro moderador en este foro dice que es guapísima 😁).

Anya Taylor-Joy. Yo la veo un poco extraña. Un mezcla entre un alien y una mantis.

Pero tiene un no se qué.

En resumen, sin hacer más spoilers, la película está para verla. Quizás no sea necesario ir al cine y se pueda disfrutar en casa.

Es una buena representación de la cultura vikinga, está bien interpretada (nada de Óscar), no se hace larga pero le haría falta un poco más de ritmo y le sobran 20 minutos.

Destaco en la película el enfrentamiento final en la falda de un volcán en erupción.

Otro simbolismo más. Ya sabéis, las puertas de infierno. La muerte. Y el director termina la película con una valquiria cabalgando al Valhalla. ¡Súper poco visto!

Os dejo el tráiler.