El hombre recurrente (Crónicas del cementerio olvidado) - Luis Fernández

Los sueños eran recurrentes, pero hasta hace poco ni podían llamarse pesadillas. Siempre ocurría lo mismo: apenas recuerdo el inicio, solo el tramo final, ese instante inmediatamente antes de despertar. No importa qué clase de ensoñaciones tenga —mundos extraños, escenarios incoherentes—, al final siempre aparece él. Un hombre vestido de negro, barbudo, inmóvil en una silla. No habla, no se mueve. Solo mira… o tal vez juzga. No lo sé con certeza. Durante meses la rutina fue idéntica, hasta que algo cambió. Ahora, justo cuando estoy a punto de despertar, el hombre se levanta. Su gesto es lento, inevitable, de tristeza. Y yo quiero gritarle que no lo haga, porque sé -sé con la absoluta certeza que solo los sueños permiten- que algo terrible sucederá después. Al principio ignoré los sueños. No quise darle más importancia. Pero una noche se lo conté a mi pareja y, con un rostro pálido, me confesó que también lo veía en sus sueños. Creí que era una broma macabra, hasta que empecé a p...