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El parque infantil abandonado - Una aventura de Happy Panda


Basado en una idea de Emilio Fernández Spies. 
Relato realizado con la colaboración de Luis Fernández.

La razón de la existencia y de la extraña ubicación de un abandonado parque infantil situado muy alejado del núcleo urbano en la profundidad de un bosque en Asturias, es un misterio.

Nuestros influencers favoritos, Happy Panda y su sufrido hermano, Rodri, investigan este lugar como parte de su nuevo blog Los misterios de Happy Panda. Uno para cada día.

—¿Por qué todos los casos de mi blog están taaaaaan lejos de una tienda Zara? No sé, ¿por qué no están en medio de Madrid? ¿O en París? Nooooo, tienen que estar en medio de un tétrico bosque donde Cristo dio las tres voces —se queja amargada Happy mientras su hermano Rodri carga con las dos pesadas mochilas por medio de un abandonado sendero.

—Nos sale un lobo y te come vivo, Rodri. Menos mal que estoy yo aquí para socorrerte. ¿Sabes que he estado practicando ese arte marcial que se llama muñeira para defenderte?

Capoeira, Tere, es capoeira. Y no has hecho nada más que ponerte dos vídeos en YouTube —replica Rodri—. Pero no temas, si viene ese lobo, Rufino, yo salgo corriendo y tú en tu estado físico y con tu grasa corporal le alimentas durante dos buenos inviernos. ¿No lo ves así?

—¡Serás Judas! ¡Sedición es lo que yo veo aquí! ¡Un alzamiento contra la autoridad, contra el orden establecido! —contesta Happy muy ofendida sentándose derrengada en una piedra.

"No debería haberse zampado las siete porras con chocolate en el pueblo", piensa sin resuello. "La culpa la tiene Rodri, ¿para qué me lleva a ese bar con todas esas porras en el mostrador?"

Por otro lado, la caminata los ha llevado más tiempo del esperado y está empezando a oscurecer, poblando el bosque de extrañas sombras y ascendentes sonidos de depredadores que se desperezan en busca de sabrosa sangre como la suya.

Rodri saca su dron "Miguelito II" con cámara incorporada de la mochila y lo eleva en el aire. Quizás pueda vislumbrar su destino. Con un leve zumbido, el dron coge altura y desaparece tras las copas de un robledal.

Las imágenes que le devuelve el vehículo aéreo le indican que están más lejos de lo deseable. El abandonado parque infantil, junto a una gran estructura negruzca, bien puede estar aún a una hora caminando. El dron regresa sin más información.

Rodri, consultando su reloj, decide que es hora de acampar.

Dicho y hecho. Mientras se pelea con la tienda de campaña, Happy ha tenido la maravillosa idea de hacer un streaming.

—Hazme caso, Rodri —afirma Happy— esto vende un montón. Hacemos como en esa peli de la Bruja de Blair. Me refiero a la primera parte.

—Happy, ya est...

—Todo así como muy improvisado, pero me preparas unas frases, en plan chulo, para que las vaya leyendo. Yo diré alguna chorrada de lo frío que está el bosque, que no se oye ningún pájaro, que tengo un mal rollo de escándalo y que no quiero estar aquí.

—Happy, esto... 

—Nuestros happylovers son tontos del capirote y se tragan cualquier cosa— finaliza Happy como si sentara cátedra—. Oye, ¿estás retransmitiendo ya?

—Happy, llevo ya diez minutos.

—¡Corta, coño! —chilla haciendo un movimiento horizontal con la mano de lado a lado de su cuello—. ¡No te puedo confiar nada! ¡A veces me asustas, de verdad! ¿Por cierto, cómo has hecho el sonido de los niños riéndose detrás de los árboles? ¡Me he acojonado!

—Tere, no he hecho nada.

De repente, el bosque parece haberse tornado más oscuro y amenazante que hace un minuto. Tampoco ayuda que el ruido de unos columpios oxidados balanceándose se perciba muy cerca.

Los dos hermanos se meten corriendo en la tienda a trompicones. El frío es atroz.

No están solos.

Pequeñas sombras de niños pululan alrededor del exterior de la tienda profiriendo risas. Parecen contentos de recibir visita.

—¿Por qué me traes a sitios tan chungos, Rodri? ¿Por qué no hay misterios en una pastelería de manolitos o en un asador de Ávila? —solloza Happy creando pequeñas columnas de vaho al respirar.

Tras unos angustiosos minutos, la calma vuelve al bosque y sube la temperatura. Pero Rodri y Happy no consiguen dormir.

Si hay algo que dé más miedo en este mundo es la risa de un niño. Y más si está muerto.

***

—Tere, he estado mirando mis notas sobre el parque. ¿Sabías que era un anexo de un sanatorio infantil para niños asmáticos huérfanos y sin recursos?

»Hace casi noventa años, en pleno auge de nuestra espantosa guerra civil, los hijos de los combatientes, para llevarse algo a la boca, se vieron obligados a trabajar en la minería de la región. Había que seguir surtiendo de carbón la maquinaria de la guerra. No fue fácil ser niño en esa época. Sin padres, malnutridos y trabajando jornadas de muchísimas horas en la oscuridad, los pocos que no murieron en las profundidades fueron enfermando de asma y de todo tipo de dolencias respiratorias. A pocos meses de terminar la guerra apenas quedaban con vida medio centenar de niños.

»Por aquel entonces no se disponían de más recursos que las medidas higiénicas. Era fundamental respirar aire puro, tomar el sol y estar bien alimentado, con lo que se revalorizó la ubicación en estas alturas.

»Los niños pocas distracciones a su mal tenían, aparte de un parque infantil cercano donde disfrutaban de un pequeño atisbo de felicidad.

»A falta de pocas semanas para terminar la guerra, un obús del bando republicano destrozó la edificación sospechosa de albergar a su enemigo. Murieron todos los niños y posteriormente el sanatorio se abandonó.

»Desde entonces, la edificación se encuentra en estado ruinoso, a excepción del parque infantil que tiene un pequeño mantenimiento por parte de una asociación local del pueblo.

—¿Qué sentido tiene mantener y gastar dinero en un parque infantil sin niños y tan alejado del pueblo? —pregunta Happy.

—No lo sé —responde Rodri encogiendo los hombros.

Al día siguiente, al salir de la tienda, los dos hermanos no dan crédito a lo que ven sus ojos.

Están acampados en el centro del parque infantil. Ayer por la noche no lo estaban.

Una anciana pareja les observa desde un columpio. Portan una caja de herramientas y un bote de pintura. Sin duda, estaban realizando las labores de mantenimiento.

—¿Qué hacéis aquí? —pregunta la mujer—. ¡Respetad este sitio, no es lugar para acampar!

Rodri y Happy se disculpan y le explican brevemente su situación.

Los ancianos, conocedores de las particularidades del bosque, parecen aceptar sus disculpas y continúan con sus tareas.

—¿Por qué vuestra asociación mantiene este lugar? —pregunta Happy.

El anciano deja momentáneamente sus herramientas en el suelo y mira con tristeza a los hermanos.

—Este era el único sitio donde los niños fallecidos fueron felices y lo mantenemos desde el pueblo. Si este lugar se degrada, los niños no juegan en él y buscan otra diversión.

»En los años setenta, los niños bajaron al pueblo y se llevaron a cuatro de los nuestros a jugar con ellos al sanatorio. Aparecieron al día siguiente muertos en el parque, drenados de vida. Mientras este sitio se mantenga divertido, no bajarán a por nuestros hijos. Es nuestro acuerdo y lo cumplimos.

»Conocemos muy bien a los de vuestra calaña. Ahora empezaréis a vender esta tragedia como uno de vuestros circos, uno de esos dark places. Este lugar se llenará de curiosos haciendo botellón y quedadas, degradaréis este sitio y se romperá el pacto. Sois como víboras sedientas de sangre.

—¡Oigan! ¡Que no todos los influencers somos iguales! Los que se aprovechan y están obsesionados -que digo yo, enfermos- por conseguir likes al precio que sea son otros como Bad Mamba, ReyCarmesí, Décimo Círculo Infernal y todos esos…  Yo no.

Rodri se calla para no liarla al percatarse de que la estupenda de su hermana ha aprovechado la coyuntura para tirar por los suelos a toda su competencia más directa. 
 
—Yo soy una tía legal, muy legal. Mi hermano lo es menos, pero respondo por él. Respetaremos vuestro pacto.

—Ya veremos —contesta abatido uno de los ancianos.

Rodri y Happy graban durante unas horas el material para su blog, luego mientras recogen la tienda de campaña, Rodri le pregunta a su hermana:

—Oye, una cosa, ¿tú sabes que Bad Mamba era un alter ego nuestro ¿verdad?

—Pues claro, tontito —responde Happy dándole un puñetazo en el hombro a su hermano— ¿Te crees que soy tan estúpida?

Rodri la abraza absolutamente convencido de que su ilustre hermana no lo sabía.

Ay, madre, qué tortura de mujer, piensa mientras se encaminan de vuelta al pueblo. Happy se entretiene pegando saltitos y mirando a una rana.

***

Happylovers del mundo, ¿con ganas de descubrir otro misterio? ¡Pues claro que sí! —comienza Happy el streaming en su blog.

»Hoy estamos en un parque infantil abandonado en un remoto bosque de Asturias. La leyenda cuenta que se mantiene intacto misteriosamente por unos mineros fantasmas, tal cual, desde hace más de ochenta años —Happy hace un gesto llevándose ambas manos a la cara—, pero la verdad es mucho más mundana y menos cool. Una asociación de un cercano pueblo hace labores de mantenimiento cada semana, ya que es un bonito monumento a los niños que lo dieron todo por sus familias en la guerra civil.

»O sea, cero misterioso. Pues vaya. Lo único sobrenatural que hay aquí es lo riquísimas que están las porras del Bar Pepe. Mi hermano se ha comido siete. Yo no, ya que he preferido tomarme un zumo de apio con grosellas rojas del Maracaibo.

»Os animo a donar dinerito —Happy hace el gesto universal con los deditos de la mano— para que pueda seguir esta asociación con su labor.

»Otro misterio resuelto por Happy Panda. ¡Un misterio para cada día!

—Estoy muy orgulloso de ti, Tere. Has hecho lo correcto.

—Sabes, hay algunos secretos que merecen no ser descubiertos —contesta Happy mirando con tristeza la fotografía de los malogrados niños.


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¡La espeluznante banda sonora del relato!

Antonio Molina - Soy minero.


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Comentarios

  1. Un placer haber podido colaborar en un nuevo relato de Happy Panda. Me cae bien esta mujer. Hahahaha

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  2. Encantado de haber escrito otra historia de Happy, y ya van dos. Al final, le cojo gustillo a Happy y a Rodri. ¡Tiembla Luis!

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  3. Qué idea tan chula y qué divertida la historia. A Happy se le coge mucho cariño.

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  4. Me ha encantado. Como siempre, sabes encajar tus notas de humor a la perfección sin que afecte a la historia principal que en este caso en el fondo es la triste historia de unos niños. Pero has sabido tratarlo con respeto y para Happy Panda un 10 por su decisión final 👏👏👏👏👏

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  5. Vaya! Ha asomado la cara más humana de Happy. Me ha gustado mucho. Menuda ubicación para un parque infantil. Aunque el misterio en una tienda de manolitos, tampoco estaría mal 😝

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