La sombra bajo la farola (Especial Navidad 2022) - Mariola Martínez

Mariola Martínez

Colaboradora Relatos

Abotonó su abrigo, se ajustó el sombrero de copa y, paraguas en mano, salió al frío de la noche. Una niebla densa cubría el camino de regreso a casa.

Era como un tapiz de un blanco impoluto, salpicado por la luz brillante de las farolas de gas. Las notas del acordeón y las voces de las tertulias en el café, quedaban atrás con el transcurrir de sus pasos. Ya en la entrada a la calle Arc del Teatre, solo el crepitar de la alfombra de hojas a sus pies, rompía el silencio más absoluto. Se detuvo bajo el arco que daba entrada al callejón… Y yo tras él.

Encendió la pipa y degustó una larga calada. El haz de luz de la farola, cargado de brillantes partículas de agua, proyectaba su sombra por delante de sus zapatos. Aguardé un instante antes de arrojarme sobre él. Con la exhalación, el humo seco del tabaco se mezcló con la niebla. Y a través de la ondeante neblina divisó una figura indeterminada apostada al fondo del callejón. Aquella visión fantasmal debió inquietarle hasta el punto de replantearse el camino. Pero tras vacilar unos segundos, decidió continuar. No pude avisarle. Su sombra, antes una proyección de sí mismo, había quedado atrás, bajo la farola, mientras él avanzaba hacia la amenazante figura.

Quise advertirle. Sabía que las sombras, conocedoras de la oscuridad, se detienen ante seres demoníacos que no son de este mundo. Mas un ladrón no debe exponerse. Y así, oculto tras la esquina, vi a la bestia abalanzarse sobre él. Un zarpazo contundente tiñó de sangre el blanco tapiz. Y la sombra del hombre retrocedió, mimetizándose con la oscuridad de los soportales, hasta desaparecer. Salí corriendo, no sin antes comprobar, que mi sombra, esa figura oscura y sabia que siempre cuida de mí, continuaba pegada a mis zapatos.