Guardianes de la Galaxia 3 (2023). Última entrega.

Cuando salimos de la proyección de la película, tanto las niñas como los adultos, nos sorprendíamos de la hora que era. Se nos había hecho corto a todos.

De hecho tenemos ante nosotros una película que tan pronto nos hace reír a carcajadas como nos hace llorar a moco tendido. Y es que Guardianes de la Galaxia (GG), en esta tercera entrega, va a buscar las emociones sin esconderse y lo realiza de forma muy eficiente.

En esta tercera (autodeclarada última) entrega, el protagonista absoluto es Rocket. Su historia, sus orígenes, dan pie a toda la trama de la cinta que se basa en este carismático personaje. El supervillano, el Ato Evolucionador, de esta ocasión no quiere conquistar el mundo o el universo. No. Es un ser egoista, ególatra, egocéntrico (y todos los ego que haya) que lo que busca es crear un mundo a su medida. Busca crear el mundo perfecto, con la sociedad perfecta, con él dirigiéndolo todo, claro. Para lo cual crea especies que nos recuerdan mucho a la historia de la Isla del Dr. Moreau.

El Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji) quiere apoderarse del cerebro de Rocket pues, parece ser, la pieza que le falta para que sus creaciones sean realmente perfectas.

Uno de las subtramas que hace que se nos mueva la patata es la de los orígenes de Rocket en un laboratorio. Es un alegato animalista en contra de la experimentación con seres vivos, haciéndolos sintientes, compañeros, con ilusiones y futuro. Que todo esto se tuerza remueve conciencias de forma efectiva.

El humor tontorrón y los colores flúor nos acompañan todo el tiempo pero, sin embargo, te das cuenta de que nos están contando una historia que pretende darle trascendencia a todo este espectáculo visual que son las películas Marvel.

Se podría interpretar la primera entrega de GG como la confrontación de Star Lord (Chris Pratt) por la pérdida de su madre, la segunda es confrontar al padre (que termina resultando un capullo) y la tercera como una confrontación de sí mismo. El personaje ya no se aguanta a sí mismo y tiene que aprender a soportarse.

El personaje de Star Lord, Peter Quill, tiene que solventar el problema de que su amada Gamora (Zoe Saldaña) ya no se acuerde de él. Ya no está enamorada pues ya no recuerda nada, tiene que asumir que debe dejarla ir. Pero no es solo él, todos los personajes deben asumir su nueva situación. El ciclo se cierra y asumen nuevos papeles.

A destacar la aparición de Master Karja (Nathan Fillion) y el diálogo que mantiene con Peter Quill, digno de una película de Tarantino, sobre los hombres a su mando que tienen alrededor.

Es una película de  ⭐⭐⭐⭐⭐