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Toledo caníbal - Klaus & Luis Fernández (Mes antológico Cthulhu)

 


—Mira Teresita, es esto o nos come la mierda —le asegura Rodri a su hermana, la afamada y sin par influencer, Happy Panda. Cada vez tienes menos seguidores y menos tirón que ver por la tele la treceava vuelta ciclista a la sierra de nuestros abuelos.

» El paripé que montaste con el vino "Happy Pandino" nos ha perjudicado y mucho. ¿Cómo se te ocurre promocionar como morapio, el vino más barato del pueblo del yayo, reetiquetarlo como un vino de alta calidad y presentarlo en un concurso? ¡Si hasta le metiste una descripción con palabras que ni entendías ni tú como; "Gran variedad de sensaciones y emociones en boca y nariz, aroma muy funky y cool, umbral de percepción bajo pero equilibrado, ideal para bodas, bautizos y divorcios!". Ya te vale.

—Ya veo, aquí está tomando cuerpo una... ¡sedición! —replica Happy Panda haciendo ademán de incorporarse del asiento del coche, pero al estar atada con el cinturón de seguridad, lo único que consigue es desparramar toda la bolsa de quicos por el suelo y la lata de Cola Zero.

—Tienes, perdón, tenemos que reinventarnos. Esta empresa de visitas guiadas de Toledo, Arcanum et sinistrum Toletanum, en su correo electrónico requiere, necesita de un golpe de efecto. Toledo está hasta la bandera de free tours que recorren con paraguas sus calles visitando a cambio de nada los mismos lugares; el Alcázar, la Plaza del Seco o el Callejón del Toro. Estos quieren diferenciarse, ofrecer algo nuevo, misterioso y único. Necesitan, como el comer, un famoso Influencer que les ponga en el mapa. Los demás creadores de contenido, los "de verdad", les han dicho que se vayan a freír monas —continúa Rodri, mientras conduce su destartalada furgoneta en dirección a la antigua ciudad amurallada y capital de la región.

—Vale, vale, vale. No me aburras con tus explicaciones. ¿Cuánto me pagan? —replica Happy bostezando ostentosamente.

—Nos invitan a comer un cocido toledano y nos dan hospedaje en una casa. Hacemos el bolo y nos vamos. Estamos, a lo sumo, dos días.

—¿Qué? ¿Esos muertos de hambre se creen que pueden contar con los servicios de la mundialmente famosa e inigualable Happy Panda a cambio de darme de comer y un techo dónde dormir? ¿Qué soy yo? ¿Un caballo percherón?

—Estamos arruinados Teresita. Es esto o nada. Desde que te inmortalizaron muy perjudicada, echando hasta la primera papilla en ese infame Photocall, con los ojos pintados como un mapache e insultando al gobierno y al clero, nuestra popularidad está de capa caída. Me han dicho que podemos repetir cocido y pedir más pan. 

—¿Han dicho eso? —pregunta Happy. ¡En fin! ¡Lo haré por mis happylovers! Para demostrarles que no estoy atada al capitalismo, que estoy súper cerca de ellos, de sus miserables existencias, soy superior a ellos y que sigo siendo una hija del pueblo —recita, vencida por la situación y emulando a Guzmán el Bueno cuando en el siglo XIII lanzara una daga para que mataran con ella a su propio hijo antes que sucumbir al chantaje de los sitiadores de Tarifa. 

Rodri sonríe y entra en la ciudad de Toledo por uno de sus puentes mientras oye a Happy murmurar entre dientes algo parecido a: "¡Qué rico cocido, joder!"

***

Con un petardazo, la furgoneta muere a orillas de la ciudad de las tres culturas, obligando a la simpar influencer y a su sufrido lacayo recorrer a pie el camino hasta el local de la empresa Arcanum et sinistrum Toletanum. Tras reventarse a andar por sus cuestas y callejuelas arrastrando el típico cajón negro que se ve en los conciertos llegan a su destino. Una casa que desprende olor a pis de gato y en cuya pared, colgado sin ceremonia de un palo, adorna un trapo negro descolorido e deshilachado. La supuesta bandera, con un círculo espantoso que representa la silueta del "skyline" de Toledo junto a un cefalópodo que rodea con sus tentáculos amenazantes la ciudad, está también medio caída.

—¿Qué demonios llevas en el cajón? ¿Todas las guitarras de los Metallica? —pregunta sin resuello Rodri.

—No. Sólo mi colección de sombreros selfies, media docena de palos de esos con luces para hacerme fotos y algo de atrezo. Un televisor viejo, un teléfono de rueda, una muñeca con la cara quemada y una bicicleta oxidada. A ver si aprendes algo de este mundillo —continúa explicando Happy—. Una foto casual no queda bien si no se ve de fondo todo esto. Esto da prestigio y glamour. Y todo eso se traduce en likes. Y likes son dinerito —termina postulando Happy mientras mueve los deditos con la señal universal del vil metal.

A Rodri todo esto le parece que lo acaban de sacar del Rastro de Madrid a precio de saldo.

Una pequeña sala con un mostrador, una estantería repleta de cuchillo curvados y una pared mohosa salpicada de posters de la agencia, les da la bienvenida. En uno de los posters, se distingue la catedral de Toledo con la célebre frase: "Toledo, ciudad de las tres Cthulturas". Tras el mostrador de madera, un chico joven ataviado con una camiseta gris con el logo de la agencia está sentado con cara aburrida. Otro muchacho limpia con desgana unos cuchillos con un plumero.

El primero les pregunta con voz tediosa:

—¿Conocéis a nuestro amo y salvador, Cthulhu?

Ante la cara de ignorancia de Happy y Panda, el muchacho les señala una figura Funko verde, que representa a dicho ser, encima del mostrador.

—¿Al pulpo ese del logo? ¿El que está como mal hecho? —responde Happy mascando chicle.

—¡No consiento que se hable con esa falta de respeto de mi Dios! —estalla Juanito. ¡Él es el que duerme intranquilo en el fondo del mar!

—¿Cómo Bob Esponja?

Juanito está pasando por todos los colores del arco iris ante las herejías de los recién llegados. Carlitos, el otro muchacho, ha dejado caer con horror el plumero, y no puede dar crédito ante esa falta de ignorancia. "¿Por qué razón no sufren la ira del gran Cthulhu ahí mismo?", piensa contrariado.

—Bueno, no os pongas así —intenta mediar Rodri—. Nos estabais esperando. Somos Happy Panda y Rodri. 

—La ilustre y súper conocida influencer Happy Panda. Seguramente ya me habrás reconocido de cuando salí en...

—Que sí, que sí. Nos importa poco lo que me podáis decir ya. Total, vais a ser sacrificados para el advenimiento de Cthulhu esta noche. Espera, ¿lo he dicho en alto? 

—Es broma —intenta lidiar Carlitos. El pobre Juan está muy metido en su papel y dice cosas sin sentido. Lo que necesitamos de vosotros es que a cierta hora vayáis a esta dirección con estas túnicas —Carlos les saca unas apolilladas prendas de vestir de color rojo de un baúl junto a una nota con la dirección y hora del evento—, hasta que llegue ese momento, lo vais grabando todo para que lo podamos utilizar más tarde en nuestra página web.

» Aquí tenéis unos vales para comeros un excelente cocidito en "Casa Lobo Rufino". Después, a la noche, al terminar el sacrificio, digo bolo, volvéis aquí y en la parte superior podéis pasar la noche. Luego, a la mañana siguiente, si queréis podéis visitar el parque temático, que nos ha arruinado la vida, de aquí al lado, el "Puturru du Fua".

Los dos toledanos se despiden con el brazo en alto y al grito de Iä! Iä! Cthulhu!"

Happy mira consternada a su hermano Rodri. Él, que la conoce como si la hubiera parido y la conoce súper bien, sabe lo que dirá ella a continuación. Será algo tipo "Vámonos de aquí echando chispas".

—Podemos repetir pan, ¿verdad? —pregunta, para mayor desesperación de Rodri, Happy.

***

Los dos hermanos no podían con su alma. Se habían apretado un cocido toledano que no se lo saltaba ni el lobo que daba nombre al local. Con un sueño terrible, es lo que da comerte un cocido a las cuatro de la tarde a 40º, revisaron la nota entregada.

"A las 22h en la calle Pickman nº2, llamar tres veces a la aldaba. Venir ataviados con las túnicas ceremoniales. Ser puntuales, a nuestro amo y señor Cthulhu no le agrada esperar". 

—Oye, Teresita, ¿tú también tienes en los bolsillos de la túnica, mogollón de vales del restaurante sellados?

—Pues en los míos hay una foto de un grupo de personas. Reconozco a un grupo de cuatro influencers que hace mucho que no sé nada de ellos. No me extraña. Eran muy vulgares— Happy le extendió la foto doblada a su hermano.

Los cuatro amigos de la instantánea parecían agradables pero un poco gilipollas. Sobre todo, el de los brazos cruzados.


Rodri la mira y le devuelve la foto a Happy. Tampoco hay tiempo para mucho, han regresado a la furgo, tirado las multas puestas en el parabrisas y echado la siesta. Sí, y con el puto cajón a rastras.

Cuando ya anochece, se dirigen a la calle Pickman. No desentonan mucho, vestidos de esa guisa, ya que un sábado en Toledo, hay mucha gente disfrazada y de despedida de soltero. Pasan desapercibidos entre tíos con tutús rosas y tías con penes de plástico en la cabeza. Localizan sin dificultad la dirección y llaman dos veces a la aldaba. Nada. Vuelven a tocar dos veces. Una voz, proveniente del interior de la casa, les dice enfadada:

—¡Tenéis que tocar tres veces, maldita sea! ¡Los protocolos son importantes!

Happy y Rodri se miran, levantan los hombros y hacen lo mandado.

La puerta de madera se abre con un crujido desvelando un interior alumbrado con candiles.

Un enigmático encapuchado (es Juanito) vestido con otra túnica, pero de color azul con ribetes dorados, les da la bienvenida. Con un ademán de la mano les indica que le sigan. Tras unos metros entran en una sala fuertemente perfumada con incienso. Una música etérea, proveniente de un radio cassette detrás de una cortina, hace aún más extraño toda la escena. El sonido es algo parecido a "hmmmm, hmmmmm, clinc, clinc, hmmmmm". Velas llorando están desperdigadas por la sala. Un cuadro de Diego el Cigala dándose una "jartá" a churros completa la decoración.

Otro encapuchado, Carlitos, con cuchillos curvados, en ambas manos, de espaldas a ellos, se dirige a una grotesca figura de un metro encima de un altar.

—joHwI', De' wIleghchu'pu'mo'. ngoQvammo' qatlh boSuq! (¡Gran Cthulhu, aquí te ofrecemos a los corderos bien cebados para que puedas despertar de tu largo sueño! ¡Espero que estos te sirvan, no como los otros cuatro gilipollas que valían menos que la carne del pescuezo!)

Happy y Rodri están aburridos de tanta tontería. Estos son unos raros que se le ve a la legua que están arruinados. No les van a pagar nada. Hasta les están holgadas las túnicas. De aquí sólo van a sacar una mierda.

Carlitos y Juanito empiezan a entrar en trance, nada extraño con tanto incienso comprado en un chino, y bailar con extraños movimientos.

—Rodri, ¡me encantan las muiñeiras! —dice Happy aplaudiendo—. Voy a acompañarlos un poco.

Pero no posee Happy, ni la agilidad ni el cuerpo para bailar esta danza. Al levantar la pierna, replicando el movimiento del molino de la supuesta muiñeira, Happy golpea varias velas encendidas que rápidamente prenden las cortinas. Estas llevan siglos esperando arder y pronto toda la sala se convierte en un infierno.

Rodri se desprende de su túnica y, velozmente, le quita la suya a Happy. Tosiendo y agachados salen de la sala y llegan hasta la calle. De los seguidores del gran Cthulhu ni rastro. Exceptuando unos gritos lastimeros y una cavernosa voz que decía algo parecido a: "Ya estoy aquí, dispuesto a gobernar este mundo. Someterlo a mi voluntad y... ¡Joder, esto está ardiendo!"

Cuando por fin se dio por controlado el incendio de la infame casa de la calle Pickman, Happy y Rodri ya llevaban un rato largo lejos de Toledo.

Al salir de la casa ardiente habían cogido unas llaves de una flamante furgoneta de los adoradores de Cthulhu y eso fue su pago por el bolo. No hay bien que por mal no venga.

Rodri mientras conducía hacia Madrid, con Happy durmiendo con la boca abierta, puso la radio y empezó a sonar la canción Galicia caníbal de Os resentidos. Lo que restó del viaje, Rodri estuvo cantarrueando la canción sustituyendo Galicia por Toledo.

Al día siguiente, en el periódico local de Toledo, La Tribuna, se informó de la noticia del incendio, que sólo afectó a la casa de la calle Pickman y a la sede de la agencia Arcanum et sinistrum Toletanum. Nadie se explica esto ya que ambas casas no estaban ni conectadas ni cerca.

Meses más tarde, el local fue habilitado y ahora es otra tienda más de espadas y fruslerías varias.

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Galicia canibal (fai un sol de carallo) - Os resentidos 


Dedicado a mi hermano y a mis amigos Beto + Raúl. ¡Tenemos que volver a Toledo!

Imágenes
Toledo: David Utrillo
Funko Cthulhu: Funko.
Grupo de los sacrificados: Mis amigos y yo.
Imagen de Happy Panda creado por IA.


Sigue a Klaus @ en Instagram

Comentarios

  1. Un placer haber podido colaborar en una nueva aventura de Happy Panda con Klaus que conoce al personaje mejor que nadie.

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  2. Ja, ja ja ja.. otro relato divertido e ingenioso. Gracias

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