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La cueva de las sombras alargadas - Luis Fernández (Mes antológico Cthulhu)

 Basada en una idea original de Klaus Fernández & Alberto Jiménez.


Foto de vmulder.livejournal.com

Después de cuatro horas de búsqueda infructuosa y apresurando el paso para salir de la cueva, antes de que me sorprendiese la noche, di con él.

Si no hubiese sido por el caprichoso resplandor de una hebilla de la mochila de Berto Ramos, no me habría percatado de su cadáver, ladeado y semisumergido en el cieno de la cueva, tapándose el rostro con sus blanquecinas manos. Su semblante desencajado era prueba irrefutable de la causa de su fallecimiento.

Ha muerto aterrado de miedo.

Por la inclinación de su cuello, el causante de su terror no debía venir nadando y más debía tener la capacidad de adherirse o escalar las paredes rocosas. Colgando de su muñeca, yacía ahorcada una pequeña cámara con una lánguida luz intermitente de color rojizo.

Al observarle más de cerca, compruebo asqueado, que una viscosidad luminiscente envuelve su hediondo e hinchado cuerpo.

Ni rastro de su bien conocido compañero de fechorías, Nicolás Ladera.

Revuelvo en su mochila. Poca cosa. Algo de dinero -que me guardo-, un símbolo religioso, un bocadillo a medio devorar y una batería adicional de la cámara. Entiendo que debió perder su linterna, a oscuras y sin más opciones de iluminación, Berto decidió hacer uso de la cámara como única fuente de luz.

Quizás las grabaciones contenidas en la cámara arrojen cierta luz sobre las últimas horas de Ramos y con suerte sobre el paradero de Ladera.

Irónicamente, la salida de la cueva no queda lejos y Berto habría podido salir en pocos minutos de ella si no hubiese perdido la orientación. Pero entiendo que aterrado, sin apenas luz, sumado a que posiblemente ya fuera de noche, incluso algunos metros a oscuras pudieran convertirse en una eternidad.

Se me ha hecho tarde. La oscuridad ya lo es todo. Bien es sabido, que no es prudente salir por la noche. Que es ahora cuando, al amparo de la oscuridad, las monstruosidades salen y se reúnen para adorar a su repugnante y abominable deidad.

Decido no tentar a mi suerte y esperar al resguardo de la cueva. Si permanezco en silencio los abyectos seres no se percatarán de mi presencia.

¿Qué habrá grabado Ramos? Tras hacer uso de la batería auxiliar de la mochila del desgraciado, la cámara vuelve a la vida con un leve zumbido y comienzo a ver la grabación.


Foto de Amr Nabil / AP / Picture Alliance

26.06 - 11:46

Grabar cada incursión en la cueva no es por capricho sino una forma de supervivencia. La cueva es inmensa y a pesar de haberla recorrido infinidad de veces como la forma de acceso más segura al centro comercial abandonado, no creo haber visto más que una décima parte de ella.

Registrar cada camino, cada recoveco que exploro y grabarlo en mi cámara es mi salvoconducto para salir airoso sin perderme horas en su interior. Sé que parece una locura, pero casi puedo asegurar que las venas que recorren la cueva se modifican, se alteran con cada visita. No son cambios notorios, más bien sutiles, imperceptibles, pero tras revisar las grabaciones, resultan muy reales y no producto de mi imaginación.

A pesar de este extraño hecho, me disculpo por mi poca verborrea durante esta grabación. Hablaré lo mínimo posible, en parte por no despertar a los seres que anidan en su interior y por otra parte para apuntalar algunas impresiones para el estudio posterior de las imágenes.

También omitiré la identidad de la persona que nos ha pagado tanto a mí como a mi compañero Nicolás Ladera. Es suficiente saber que nos ha pagado más del doble para hacernos con un objeto oculto de la guardería ubicada en la planta inferior del centro comercial.

Nicolás sabe dónde encontrarlo, pero no sabe cómo llegar de forma segura al centro comercial y es aquí donde entro yo.

Por supuesto me pregunto qué objeto puede ser tan importante para pagar tanto por él, máxime estando los locales más "golosos" como la perfumería, alimentación, electrodomésticos o incluso librería situados en las plantas superiores. ¿Y por qué debería estar un objeto tan valioso en una guardería? No me gusta la planta baja. ¿Qué puede haber de interés en visitarla? Aparte de la antigua guardería y miles de plazas de garaje de coches cubiertos de polvo, no hay nada más, a  excepción de los susurros y las sombras.

Hace algunos años, la curiosidad y la necesidad me llevó a bajar a la planta baja. Esquilmados todos los recursos de las plantas superiores, quería, tenía que valorar si merecía la pena bajar.

Tras descender las escaleras mecánicas oxidadas, me esperaba un lago de aguas hediondas. Tuve que cruzarlo con el agua hasta la cintura para alcanzar la parte más alejada de las escaleras. Recuerdo que la guardería quedaba escondida tras un largo pasillo dificultado por unos barriles y unos palets. A excepción de este centro infantil a la derecha, el resto de la planta inferior quedaba ocupado por cientos de coches huérfanos cuyas lunas me observaban como los somnolientos ojos de un cocodrilo.

Recuerdo el silencio. Era insoportable. Te volvía loco. Y luego estaban las imponentes sombras. Sombras a las que no encontraba razón de existencia. Una sombra no es más que el espacio detrás de un objeto donde la luz es obstaculizada por algo o alguien. Yo no conseguía ubicar la razón de ser de estas. Me largué, no merecía la pena tentar más a la suerte. No he vuelto a bajar.

26.06 - 13:17

Cuentan los más antiguos que, en los primeros días de la erupción del Mal de Ivanosky, la acaudalada nobleza de Valdepeñas buscando refugio del virus huyó a la seguridad que les podía brindar el centro comercial. Condenaron todas las entradas y, armados hasta los dientes, se hicieron fuertes dentro de sus instalaciones.

Las instalaciones dotadas de un sistema de abastecimiento autónomo de corriente, a rebosar de artículos de primera necesidad y alimentos en abundancia, hacían del centro comercial el equivalente del paraíso. Un plan perfecto con un solo problema: La enfermedad no quedaba aislada fuera de las paredes del centro... ya hacía tiempo que se encontraba dentro.

En todas mis incursiones al centro, jamás he llegado a ver un cadáver o indicio alguno del paradero de los que inútilmente se refugiaron entre sus paredes. Nunca. Nada.

26.06 - 13:56

Hemos llegado al centro comercial. Le indico a Nicolás qué camino debemos tomar para evitar ser vistos por los ventanales y no sufrir un accidente al andar por las partes más deterioradas del centro comercial. Algo ha cambiado desde mi última visita. Ahora también me encuentro con sombras alargadas en los pisos superiores.

26.06 - 14:05

Hemos cruzado la zona empantanada. Decido hacer guardia en el pasillo. Nicolás me asegura que no tardará mucho en hacerse con el objeto. Voy a apagar la cámara para ahorrar batería.


La grabación continúa veintitrés minutos más tarde con imágenes borrosas de Berto y Nicolás subiendo apresuradamente las escaleras mecánicas. No hay sonido. Nicolás parece gritarle algo a Berto, desatendiendo las indicaciones de este para que se calle. A sus espaldas las sombras que mencionase Ramos han empezado a moverse.

Nicolás Ladera se tropieza y cae al lago. Berto recula, vuelve sus pasos y le ofrece una mano para sacarle de las negras aguas. No funciona. Algo parece tener atrapado a Ladera. Su boca parece ordenarle que se lleve el codiciado objeto consigo y que le abandone a su suerte. Transcurren unos segundos de incertidumbre, pero finalmente al volver a hundirse Nicolás, Berto abandona a su socio y huye. Por las imágenes de la cámara, las sombras se lanzan igualmente en su persecución.

26.06 - 16:04

He activado el sonido de nuevo. Fuese lo que fuese que me estaba pisando los talones desde que me hice con el maldito objeto de la guardería parece haber cejado en su persecución al poco de entrar en las galerías. Soy consciente de que las criaturas poseen una extraordinaria visión capaz de moverse en la oscuridad como sombras y mi sorpresa no puede ser mayor que los seres hayan decidido renunciar tan fácilmente a mi persecución. ¿Qué es lo que les causa tanto temor que les impide continuar acosándome? Prefiero no responder a esta pregunta y acelerar el paso.

26.06 - 19:13

Se abren ante mí interminables y angostas galerías. No recuerdo ninguna de ellas de mis incursiones anteriores. No es posible. No me he desviado tanto. La inexistente iluminación ha terminado por desorientarme. Las paredes recubiertas de una pringosa e indescriptible substancia parecen absorber toda luz. Incluso las paredes parecen latir como una herida infectada.

Cada vez mis fosas nasales perciben menos el olor de la profundidad, a roca y agua estancada. Ha quedado substituido este por algo diferente... algo ácido, parecido al olor del vómito.

26.06 - 21:42

He perdido todo orientación posible. Las oscuras y húmedas galerías parecen no tener fin, estas se multiplican sin sentido aparente. A pesar de tener la certeza de que no me sigue nadie, la sensación de estar siendo vigilado no me abandona en ningún momento.

26.06 - 22:27

Las paredes palpitan, laten como si fueran orgánicas. Por el amor del Todopoderoso ¿Dónde me encuentro?

27.05 - 23:31

Que Dios se apiade de mí, las cuevas no son tales, son parte de una de estas monstruosidades que llegaron a nuestro mundo años atrás. He estado todo el rato en su interior, en sus entrañas. Ahora al salir por una de sus oquedades contemplo su repugnante rostro dormido. Debo apresurarme. Estoy perdiendo la razón.


Aquí finaliza la grabación.

Contrariado, con un tentáculo aplasto la cámara. Otro estúpido humano cegado por la avaricia o la curiosidad por descubrir secretos que jamás llegaría a comprender. No está en posesión del vial y las grabaciones no me entregan pista alguna.

Ya está amaneciendo y los abyectos seres de la afueras no deberían ser problema alguno. El mundo les dejó de pertenecer el mismo día que nuestro señor despertó de su sueño. 

Que ahora haya vuelto a dormirse es sólo un contratiempo. 

Cthulhu volverá con más fuerza y virulencia. Está escrito. 

La humanidad está condenada.


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Comentarios

  1. Buen relato, giro inesperado al final. Bien, bien.

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  2. Relato algo caótico y desconcertante..Al igual que sus cavernas parece cambiar a cada párrafo que se recorre.

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  3. Si Lovecraft, Derleth o cualquier seguidor del terror cósmico levantarán la cabeza te tendrían mucha envidia.

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