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Sodomía frutal - Eva Bosch (Especial Halloween 2024)

Imagen generada con Leonardo.ai
 
Eva Bosch
Colaboradora literaria
 
Sé que he muerto, sentí el frío recorrer cada una de mis células, como se me escapaba el último aliento. El ahogo y el miedo. Mis ojos cada vez se abrían más y suplicaba con ellos la salvación, pero solamente podía observar la cara de ese médico impasible, con su puta lucecita enfocando mis pupilas y observándome como si fuera un cerdo más en el matadero.

Su cara no reflejaba sentimiento alguno, ni un atisbo de compasión por mí.

Pero debería ese sanitario tener compasión por un ser que ha malgastado su vida en cosas banales y sin provecho alguno para su alma.

Ahora sé que tengo alma, porque no hay nada más certero que ver desde un plano superior, tu cuerpo muerto sobre una carretera, ver tus ojos secos e inertes como el ojo de un pescado sobre el hielo del mostrador. Tu cara con una mueca de desfachatez que hace que te rías de tu propia visión. Si yo fuera médico tampoco me compadecería de esa cara.

¿Y ahora qué?, no veo luz alguna que me guíe, ni calidez, ni a mi madre esperándome para cogerme de la mano. Tampoco veo más almas vagando como yo. Me he quedado en stand by, jajajajaj, tal cual ha sido mi vida.

No soy bueno para el cielo, eso lo sé, pero tampoco parece que me quieran en el infierno. Esto pinta a aburrimiento total.

De pronto se escucha una melodía de megafonía, como la que ponen en los supermercados para decir “señorita Laura, acuda a caja”.

Aunque la locución que se oye es diferente: tin,tan,tin: Señor Montoya, acuda al tribunal nº 6 de la calle Esperanto.

Me quedo muerto, bueno, muerto ya estoy, me quedo rematao. Giro mi vista hacia atrás y veo un cartel iluminado en color verde con una flecha y pintado sobre el asfalto unas señales iridiscentes que marcan el camino hacia la calle Esperanto.

Bueno, pues esto se está poniendo bastante divertido, allá que me dirijo.

Al girar la esquina, de la susodicha calle, veo una cola enorme de gente esperando a entrar por una puerta gigantesca y grotesca donde se puede leer una inscripción grabada en la piedra del dintel: TRIBUNAL Nº 6.

Creo que, por primera vez en mi vida, perdón, en mi muerte, no me apetece colarme, no hay que ser muy lúcido para saber que me van a juzgar y si lo que juzgan es tu paso por la vida, puede que me toque pasar la eternidad haciendo trabajos gratis para la comunidad.

Mi reloj no funciona, así que no sé el tiempo que he pasado en la cola, observando a todas las almas ociosas esperando su turno para no sé qué. He podido presenciar como unas dos veces, ha aparecido una luz blanca desde el oscuro cielo y cual abducción extraterrestre ascendían por ese canal unas cuantas almas. Tampoco me atrevo a decir si se los llevan al paraíso, al monte Olimpo o al Valhalla.

Mi turno, que nervios, tengo mucha curiosidad por ver qué ocurre.

El bedel, vestido con uniforme de botones de hotel de los años 20, me mira y me pregunta mi nombre.

Me llamo Kevin Montoya, le digo. A lo que él riéndose a carcajada limpia me dice que pase y vaya a la sala el fondo.

Hasta muerto van a descojonarse de mi nombre, porque no es suficiente llamarse Kevin y ser de Albacete, que además tenemos la guasa de la puta rima de los cojones.

Entro a la sala y se escucha una voz de pito, desagradable hasta el infinito que dice: “caso nº 5.423.587, Kevin Montoya. Presiden sus señorías Zarza y Mora”

Empiezo a descojonarme yo, cuando una luz roja alumbra dos entes realmente espeluznantes.

Su señoría Zarza, es un señor alto, piel muy clara y ojos claros. Cabeza rapada y gorra de los Yankees en blanco. Lleva una sudadera blanca y la capucha sobre la gorra. Alza la mirada y puedo observar como de sus ojos salen gusanos parecidos a lombrices danzando una especie de baile rítmico y circular.

Su señoría Mora, es una mujer, alta y blanca, con una melena rubia hasta los hombros y unos labios rojos preciosos, pero cuando abre la boca se pueden divisar una gran colección de dientes puntiagudos y ponzoñosos, seguidos de una lengua bífida y negra que desprende un olor acre a descomposición.

Su señoría Mora empezó a hablar, con una voz metálica y horrible: “señor Montoya, ha pasado su vida haciendo sufrir a los demás, desperdiciando el sagrado don de la vida con borracheras, drogas, orgías y mentiras. Ha sido foco de infección de enfermedades, no solo a su mujer, sino a todo amante que ha pasado por su existencia. Entonces, díganos algo que nos pueda convencer”

Yo, empiezo a reír y solamente sale de mi boca: qué le voy a hacer, soy un disfrutón.

Ellos empiezan a emitir una breve sonrisa y a coro emiten el veredicto: “sodomía frutal”

Vaya, tampoco suena tan mal, me van a sodomizar con plátanos, pepinos y frutas erectas. No es la primera vez que me sodomizan y no está tan mal, al menos tendré el culo perfumado.

Entran dos gorilas de lomo plateado y cogiéndome por los brazos me arrastran hasta una habitación decorada, parecía la habitación de algún complejo turístico del Caribe. Lo único que me llama la atención es el suelo, lleno de canales por las que parece que se conduzcan líquidos hasta un gran agujero en el centro de ella.

Los gorilas me atan a una especia de cama para parteras y delante de mí veo una cortina blanca de plástico como las que hay en los mataderos de animales.

Empiezo a ponerme nervioso, pero cuando la cortina se abre cual telón de teatro veo la fruta en cuestión.

PIÑAS.
 

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Comentarios

  1. ¡Muchas gracias por el relato, desde luego es perturbador!

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    1. Hola Klaus, soy Eva. Mil gracias por tu opinion.

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  2. Estilos diferentes, pero una misma meta: ¡Aterrar! Gracias por el relato.

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  3. Kevin Montoya, al que ya antes de muerto, todo le sudaba una po11a.
    Gracias por compartir este relato.
    😉

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  4. Las piñas del Mercadona han hecho mucho daño en nuestras mentes y aquí está Eva Bosch para recordarnos lo poco amigable que puede resultar esta fruta.

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    Respuestas
    1. Jajajaj, lo escribí antes de lo de las piñas, pero me gusta tu aportación. Gracias

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  5. Humor escabroso, negro y cruel. Broma macabra y mala baba. Curioso y preocupantemente disfrutable. Un placer perverso. Leerlo, me refiero. 😅🤣

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  6. Jajaja muy divertido. Miedo y humor. La pareja perfecta

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