Ensayo sobre la ceguera - José Saramago
Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven.
¿Notas algún problema con los signos de puntuación? Saramago se pasa por el arco del triunfo las reglas ortográficas convencionales. «Este es mi libro y lo escribo como me da la gana, para escribir como los demás ya está ChatGPT».
En cualquier caso, después de ir introduciéndonos mediante la lectura en su particular forma de puntuar diálogos, puntos y comas que no aparecen y aparecen en sitios insospechados, la narración se torna fluida y hasta casi nos convence que quizá sea mejor hacerlo así. Como una forma más natural de narrar, casi como si hablaras con un interlocutor. Yo no podría, él es un maestro. Lo que en otro sería una desorganización caótica, en él, su invento estilístico es coherente y funciona. El principal escollo con el que nos encontramos es la presentación de los diálogos insertados en la masa textual de la narración, separados por comas seguidas por mayúsculas.
¿Pero de qué va el libro?
La historia es una distopía en la que todo el mundo se queda ciego. Las autoridades encierran, en un principio, a los primeros casos en una cuarentena miserable. Su forma de vida pasa a ser cruenta, son tratados peor que animales. En cuanto a qué pasa con los demás, con el resto del mundo, no quiero destriparos la historia.
La mujer del médico puede ver. Se hace pasar por ciega para acompañar, poder atender, a su marido. Para mí es la principal protagonista de la historia aunque es una historia bastante coral.
El pequeño grupo que se forma en este aislamiento forzoso se cohesiona y resulta lo único positivo a su alrededor. La sociedad que pinta Saramago es egoísta y cruel. Y usa está metáfora de la ceguera para representar una sociedad actual.
Otra gran particularidad del libro es la de que los personajes no tengan nombre propio. El médico, la mujer del médico, la chica de las gafas oscuras, el niño estrábico, el perro de las lágrimas, el primer ciego o el viejo de la venda son algunos de los personajes. Ninguno tiene nombre. Se niegan a compartirlo. Este recurso hace que la historia nos resulte universal, atemporal, se puede ubicar en cualquier lugar y momento. Saramago, en otras novelas (Las intermitencias de la muerte, La caverna, El hombre duplicado) vuelve al mismo recurso con idéntica y eficaz intención.
Confieso que esta no es la portada del libro que me he leído, pero me parece una portada mejor. Uno a uno, apoyados en el hombro del siguiente, en fila india. La mejor imagen de portada que he visto de las muchas ediciones que tiene este libro.
Nunca se puede saber de antemano de qué son capaces las personas, hay que esperar, dar tiempo al tiempo, el tiempo es el que manda, el tiempo es quien está jugando al otro lado de la mesa y tiene en su mano todas las cartas de la baraja, a nosotros nos corresponde inventar los encartes con la vida, la nuestra.
Un libro increíble, necesario, sobre fantasía sí, pero con una reflexión sobre lo real que no hay que pasar por alto.
⭐⭐⭐⭐⭐
Gracias por la estupenda reseña.
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