Eres una bestia Viskovitz - Alessandro Boffa
Eres un bestia Viskovitz es la primera y única novela del escritor Alessandro Boffa del año 1999.
El libro es en realidad una antología de cuentos cortos -algunos más divertidos que otros-, protagonizados por diferentes animales que siempre se llaman Viskovitz.
¿Quién es el desconocido Alessandro Boffa?
Poco se sabe de Alessandro Boffa aunque sabemos que nació en Moscú y que trabajó como biólogo en Italia y vive entre Tailandia y Roma. Su libro ha tenido un gran éxito en Italia y en todo el mundo y se ha traducido a más de veinte idiomas.
No ha publicado más libros y su perfil público es casi inexistente.
También sabemos que decidió dejar la ciencia tras varios años trabajando en investigación, se dedicó al comercio de piedras preciosas y al turismo en Tailandia, hasta que un buen día descubrió que escribir le resultaba más divertido y que la investigación científica
Alessandro Boffa.
El mayor problema de esta corta novela es que la constante tanta acumulación de historias donde todos los personajes se llaman igual termina perdiendo la gracia tras diez relatos.
Tenemos la historia de Viskovitz, la rata de laboratorio, Viskovitz, el lirón; Viskovitz, el caracol; Viskovitz, la mantis; Viskovitz, el escarabajo; Viskovitz, el pez; Viskovitz, el escorpión; Viskovitz, el gusano; Viskovitz, el tiburón; Viskovitz, la esponja; Viskovitz, el león; Viskovitz, el microbio y así hasta veinte viskovitzs.
Y si ya os ha resultado cansino leer la sucesión interminable y repetitiva anterior (no os habéis leído toda la parrafada anterior, ¡admitidlo!) os podéis imaginar el desafío de veinte historias donde se repiten sin cesar los nombres de Viskovitz, Lyuba, López, Petrovic, Lara y Zucotic.
No le niego la excepcional originalidad del autor al contar las historias, pero a mi particularmente el estilo tan anatómico descriptivo me hastía.
Un ejemplo:
Tenía más que suficiente del cinismo de aquel saurio; además, quién sabe si era realmente mi padre. Me despedí y bajé por una raíz colgante, pero en cuanto alcancé el estrato arbustivo, me escabullí entre las selagineláceas y las zingi-beráceas. Continué más allá del estanque de los nenúfares, hasta llegar al árbol de la camaleona a la que amaba. Cautelosamente agazapado, muy despacio, trepé por el tronco de una caulífera, cuidando meticulosamente la mimesis para que no me descubriera, y luego me dediqué a gozar de su visión. ¡Ella sí era visible! Estaba mirándose en el espejo del agua acumulada en la concavidad de la hoja de una epífita y, canturreando, se desnudaba, desprendiéndose de la piel en un lento striptease, mientras su cuerpo, en lugar de mimetizarse, inventaba fantásticos colores. Oculto tras una orquídea saprófita, apunté y la alcancé con un beso furtivo. Me pregunté si sería el único que lo estaba haciendo. Después extendí la lengua, esperando tímidamente que se recostara en ella.
Valoración Final: ⭐⭐ de 5.
A los biólogos les encantará este libro, pero a los demás mortales después de treinta páginas le cansará tanta despliegue anatómico y cargada forma de escribir.
No es tan divertido como me pensaba -es como mucho simpático- y no recomendaría su lectura. Tras leerlo no queda más que la certeza de que podría haber sido una novela mejor si el autor no nos hubiera acribillado con tanta descripción bióloga y se hubiera limitado en contar la historias vitales y desventuras de cinco-seis animales en lugar de veinte.
Una pena.
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Gracias por la reseña de un libro que tampoco me leeré.
ResponderEliminarMuchas gracias por otra estupenda reseña. Bien, muy bien. 😊
ResponderEliminarLibro y autor desconocidos para mí. Haces un gran esfuerzo en leerte cosas que terminan siendo un fiasco. ¿Quién te recomienda las lecturas? Puedo hacer que parezca un accidente.
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