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Micro relatos - Décimo Círculo del Infierno

Os dejamos una serie de micro relatos que hemos estado presentando en diversos certámenes con mucha ilusión y con infructuoso éxito. Son como su nombre indica, relatos muy breves, donde existía un límite de palabras que, en el mejor de los casos, no alcanzaba 150 por relato.


Ropero vacío - Luis Fernández


Tengo una enfermedad de la que no recuerdo su nombre. Cada día me despierto entre desconocidos. Miro a mi alrededor y no recuerdo cómo llegue aquí. Unos extraños me ayudan a ponerme en pie, me dan de comer y me lavan. Me preguntan cómo estoy. No lo sé. Soy un ropero con cada vez menos ropa con la que cubrir mis recuerdos. Siento que pronto no quedará nada con que vestirme. Tengo miedo de cerrar los ojos y olvidar. Intento recordar y no puedo. Los oigo hablar en susurros, a escondidas. “Zacarías, cada vez recuerda menos”. ¿Se refieren a mí? ¿Quién es Zacarias? No me neguéis la ternura, el calor de una mano amiga. Yo mañana no me acordaré de vosotros, pero me quedará la ternura grabada en el alma. Mi cuerpo está enfermo, pero mi corazón no lo está. No perdáis la paciencia conmigo, no quiero morir a oscuras...
 
El diablo del Timanfaya - Luis Fernández

El diablo ardía de enojo. ¿Cómo era posible? Había dedicado mucho esfuerzo creando para su destino vacacional, un paraje inhóspito erupcionando el Timanfaya en el año 1730, con sus lenguas de fuego arrasando pueblos enteros, sus cielos cubiertos de ceniza y consiguientes hambrunas para que ahora fuera un paraíso de obligada visita en Lanzarote. Nada menos que un parque natural queridísimo en toda Canarias. Con casi dos millones de visitas anuales...arggg. ¿Los puntos de calor y la persistente actividad volcánica? Pues son los ataques de rabia de nuestro "pobre" diablo... Arggg.

La peste - Klaus Fernández.

Las ratas trajeron la peste a su pequeño pueblo.
Todos los niños se infectaron y sufrían terribles convulsiones, fiebres y escalofríos. Estaban condenados. Unos pocos padres con gran dolor decidieron que lo mejor era sacrificar a todos los niños, de lo contrario se podría extender y acabar con el pueblo al completo.
Contrataron a un asesino para que los ahogara en un río cercano. Ellos no eran capaces de hacerlo, a todos menos a un niño con cojera. Él no parecía estar enfermo.
El criminal cumplió su parte y se los llevó a todos. Luego mataron al malhechor cuando quiso cobrar su salario. Así ocultarían tan espantosa historia.
Se la contarían a los demás padres como un cuento y tal vez podrían olvidar, algún día, la terrible decisión que tomaron por el pueblo.
Y así la peste llegó y se fue del pequeño pueblo de Hamelín.

Blanco sucio - Alberto Jiménez

Un pájaro blanco y sucio se apoya en mi pecho. Me deja. Vuela errático por la habitación. Va y vuelve, sin saber si dejarme o no. Escapa llevándose una sonrisa robada. No la mía, sino de quien deja un cálido beso en mi frente, de quien deja caer una tibia gota salada que rueda por mi brazo, de la fría mano que cierra mis párpados. Entre pestañas huye de blanco sucio por la ventana.

Limbo - Klaus Fernández

O sea que era esto. Cuando te mueres, esto es lo que te encuentras. A la cola de una interminable fila en un espacio vacío en un Limbo. La fila avanzaba lentamente. Normal, cada día fallecen 150.000 personas aproximadamente y esto va despacio. Al principio de la cola se puede vislumbrar una especie de juez. Supongo que él decidirá hacia donde prosigue tu camino. El juez adopta distintas formas según las creencias del que es juzgado. Si eres católico, te juzga Dios. Si profesas el islam, Alá. Todas las religiones son ciertas y todas falsas. Tengo miedo, no creo en nada. No sé quién me juzgará. Quizás para mí no haya nada después. Sólo el olvido. Ya me toca.

Yo no sé bailar - Klaus Fernández

No sé bailar y no tengo ritmo. Me muevo menos que un corcho flotando en el agua. Lo de saber bailar me parece una habilidad sobrevalorada. Un montón de personas moviéndose frenéticamente en un local para intentar vender sus cuerpos como si fuera una exhibición de caballos. No se trata de divertirse, el fin último es atraer como la luz a las polillas, a una pareja para interactuar sexualmente con ella. No os engañéis, el baile es un reclamo visual.
No entraré en ese vil juego. Prefiero las distancias cortas donde con mi arrolladora personalidad y sapiencia puedo doblegar a mis objetivos.
Pero en un local con la música muy alta y apoyado contra una columna, cubata en mano, es difícil. Sigo yendo a los locales y no me como un rosco, y suelo llevar mi “arrolladora personalidad y sapiencia”.
Mañana me apunto a clases de baile.

El descubrimiento - Klaus Fernández

Los arqueólogos guatamaltecos estaban muy emocionados.
Unas recientes excavaciones en Tikal, la ciudad sagrada maya, habían sacado a la luz un calendario maya de piedra inaudito. Poseía, a diferencia de los demás, un cuarto círculo. Pusieron a su mejor lingüista, Edgar Morales, a trabajar sobre él. Se quedó lívido de terror. La interpretación de sus símbolos añadidos variaba completamente su sentido. El temido Apocalipsis mencionado en los otros calendarios, en éste era completamente diferente. No se iba a producir en un año concreto, el pasado 2012, si no cuando se produjera una extraordinaria anomalía climática. El cielo se teñiría de rojo fuego y los mares arderían en ebullición.
Esta mañana, varias ciudades reportaron el insólito color rojo fuego de sus cielos.

El mirador del Río - Alberto Jiménez

Preparo nuestro concierto en el auditorio de Jameos del Agua. ¿Quién ha colocado un cañón de humo tan cerca del público?
Alguien sale de esa densa niebla. Una figura humana imprecisa. Retira una extraña máscara hecha de elementos marinos de su rostro. Su pálida faz femenina muestra la perturbación de haber aterrizado en otro planeta.—Guanareme, ¿estás aquí? —dijo ella—. ¿He traspasado al otro lado? ¿Están contigo nuestros padres?
Recordé la leyenda y acerté a decir:
—Vuelve, Ico. Vuelve al interior de la niebla. Te esperan al otro lado para que tu hijo pueda reinar.

El dios insignificante - Klaus Fernández

En mi interior habita un dios, es el dios de las cosas insignificantes. Es un dios caprichoso y cruel. Capaz de provocarme cambiar mi estado de ánimo con pequeñeces.
Puedo estar de buen humor y él, a su capricho, girarlo al contrario. Cualquier cosa le sirve, que se haya acabado la leche del desayuno, que me llamen señor, que haya engordado un kilo, que hoy no me salude el portero. Todo le vale. Es un dios cruel.
Algunas veces, pocas, también lo hace al revés.
Una simple frase o palabra gira mi estado 180 grados. Por supuesto, son nimiedades.
Que guapo estás hoy, te encuentro más delgado, que divertido eres. Cosas así.
No es un dios muy reconocido, se oculta y no lo venera nadie. Pero existe. Y me consta que también habita en ti. ¿No es cierto?

La isla del exilio - Luis Fernández

“Tu traición no puede quedar impune. No te mataré. Has deshonrado a tu reina y a tu rey. Quedarás exiliado y vivirás hasta el fin de tus días como un ermitaño en una remota isla que se llamará igual que tú. Ese es mi castigo." sentenció el rey Arturo. Y así sucedió. Caprichos del destino, de Camelot y del rey Arturo ya no queda más que una leyenda, y de Lanzarote, en cambio, una isla entera.

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Comentarios

  1. Es muy difícil escribir algo con menos de 150 palabras, sea interesante y que no sea la lista de la compra. Como experiencia es muy bonita. Te exige ir al grano y condensar todo mucho. Si los leéis y os parecen interesantes, comentadlo aquí. Gracias.

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  2. "La isla del exilio", "Mirador del Río", "El diablo del Timanfaya" y "El descubrimiento" fueron creados por nosotros para un concurso de Canarias. "El descubrimiento" de Klaus ha resultado ser una terrible predicción en la que cambiaba el año 2012 por el 2021. Canarias, en su isla de La Palma está sufriendo ahora, con el volcán, la desgraciada predicción de su microrrelato.

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  3. Como comenta klaus, es difícil crear una historia interesante con 150 palabras, pero vosotros lo conseguís, seguir asi😀

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