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El principito - Antoine de Saint-Exupéry

 



Que el autor y los millones de lectores de este librito me perdonen... de verdad. Hace muchos años leí el libro y me pareció un auténtica GILIPOLLEZ. Ahora más madurito, vuelvo a revisar el libro con la esperanza de no haberlo entendido cuando era un imberbe mozalbete.

Y no, desgraciadamente sigo pensando lo mismo. Es una soberana tontería. No me explico tanto nombre y tanta fama. Los puristas me achacarán que he abandonado a mi niño interior (debo haberlo ahogado con inquina) que no he entendido el libro (menos mal que lo he leído en mi idioma materno) que lo he leído con los ojos y no con el corazón (soy un gruñón). Bobadas. Todo expresión artística sólo cobra valor a los ojos del observador. Es decir, yo no le doy ningún valor y por lo tanto esta obra artística, para mí, no lo es. No me produce ninguna sensación de ternura o de interés. Pero admito que al ser tan alabada por millones de personas, el problema radica en mi. Ok, tomo nota y me reafirmo que esta “obra maestra” es una gilipollez. Ya podéis quemarme en la plaza del pueblo o tirarme al río.

La historia de un piloto estrellado en el desierto, falto de agua y de una pieza que le hace falta para arreglar su avioneta, es el punto de salida para que el autor nos haga sufrir durante 90 eternas páginas con las desventuras de un extraño querubín de rizos rubios ondulados apodado el Principito que nos hará ver la hipocresía del ser humano, el gusto olvidado por los detalles, el valor de ser importante… que horror. Qué ataque de azúcar a la patata tan descarado y burdo. Que espanto. Que atropello a mi persona. Un pobre niñito, sin amigos, que hace preguntas filosóficas que harán tambalear nuestras creencias… que horror.

Menos mal, que al final El Niño desaparece, se transforma en luz o se muere (me da igual y a ti también debería).

Para los demás mortales, nos queda el maldito dibujito del niño con capa y espada, paradigma del niño interior y la máxima expresión del libro infantil representado en infinidad de paredes de las guarderías del mundo entero y que nos ha de perseguir en lo que nos resta de vida.

1 ⭐ de 5

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Comentarios

  1. A mí siempre me ha sorprendido la cantidad de cosas ( filosofías escondidas, subtramas, enseñanzas zen y demás) que la gente era capaz de sacar a la luz de unas pocas páginas. Luego descubrí que había gente que hacía lo mismo con los pisos del té.
    Una galleta de la suerte de tamaño desproporcionado.

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  2. Yo no lo he leído, me da una pereza horrible. Es un libro tan idolatrado que seguramente lo leería con desgana y sacando muchos defectos. Me esperaré al musical. Espera... seguro que existe.
    Nada, a la ópera rock. Espera... seguro que existe también. ¿Veis el problema? Lo han adaptado un millón de veces en mil formatos. Que me lo lean y me hagan un resumen.

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  3. El problema es que no lo leiste en Francés... jajaja...

    Ya fuera de broma, tu descripción es genial:

    "...90 páginas con las desventuras de un extraño querubín que nos hará ver la hipocresía del ser humano, el gusto olvidado por los detalles (...) ataque de azúcar a la patata tan descarado y burdo. Un pobre niñito, sin amigos, que hace preguntas filosóficas que harán tambalear nuestras creencias…"

    El Principito, es una buena canción pop infantil, que estás criticando como si fuera una obra de Jazz Clásico. No lo es .... pero no por eso no es bueno !

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