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25 Microrrelatos Navideños 2022 - Décimo Círculo del Infierno

 


Amigos y amigas del blog, a partir del día 1 de diciembre, iremos publicando un microrrelato diario hasta el día 25.
Nuestro particular Calendario de Adviento literario.
Los autores y/o delincuentes son los de siempre (orden alfabético): Alberto, Klaus, Luis, Mariola y Valentin@.
La temática será navideña o no. Ya sabéis cómo funcionan los escritores, escriben lo que les viene en gana.

¡Disfrutadlo, y no olvidéis dejar vuestros comentarios!

Y una canción para animar la iniciativa.
No tiene nada que ver con la Navidad pero nos da igual. Somos así de chulos.



1 de diciembre 
"Te huelo" - Alberto Jiménez
Desde aquí huelo el miedo, el sudor que genera el miedo, oigo el ritmo acelerado de ese corazón. Anticipo ese sabor acre y metálico que parece recorrer ya mi boca.
¿Por qué me sigue pasando esto? No hay nada ahí.
Llevo más de cien años dentro de este sarcófago, en el fondo del mar, y sigo sin saber si aborrezco o me siento agradecido por las alucinaciones.

2 de diciembre 
"La isla del exilio" - Luis Fernández
"Tu traición no quedará impune. No te mataré. Has deshonrado a tu reina y a tu rey. Quedarás exiliado y vivirás hasta el fin de tus días como un ermitaño en una remota isla que se llamará igual que tú. Ese será tu castigo", sentenció el rey Arturo.
Y así sucedió. Caprichos del destino, de Camelot y del rey Arturo ya no queda más que una leyenda, y de Lanzarote, en cambio, una isla entera.

3 de diciembre 
"Limbo" - Klaus Fernández
O sea que es esto. Cuando te mueres, esto es lo que te encuentras. A la cola de una interminable fila en un espacio vacío en un Limbo. La fila avanzaba lentamente. Normal, cada día fallecen 150.000 personas aproximadamente y esto va despacio. Al principio de la cola se puede vislumbrar a una especie de juez. Supongo que él decidirá hacia donde prosigue tu camino. El juez adopta distintas formas según las creencias del que es juzgado. Si eres católico, te juzga Dios. Si profesas el islam, Alá. 
Todas las religiones son ciertas y todas falsas. Tengo miedo, no creo en nada.
No sé quién me juzgará. Quizás para mí no hay nada después. Sólo el olvido.
Ya me toca.

4 de diciembre 
"Flores para los olvidados" - Luis Fernández
Cada año elijo una tumba al azar. Aquella que no tenga flores, la lápida menos cuidada y deposito un ramillete. No me importa quien haya sido. Lo importante es que nadie se haya acordado de esa persona el día 1 de noviembre y eso es suficiente para mí. Dejo mi ramo y una plegaria.
El año que viene será otra lápida. Hay muchas tristes y descuidadas en mi cementerio.
Nadie desaparece del todo si nos acordamos de ella.

5 de diciembre 
"El regalo de Santa" - Valentin@
El regalo más esperado. Como todos los años, en estas fechas, le espero a medio desvestir en la cama. No tardará en llegar. Entrará agotado por la puerta, pero, al verme, sonreirá como un niño pequeño.
Soy su recompensa tras una ardua noche de trabajo.
Él se desvestirá a toda prisa y se meterá conmigo en el lecho. Haremos el amor todo lo que queda de noche, colmándole de besos y caricias. Hasta que nos cansemos.
Él se lo merece todo. Nunca nadie piensa en él de una forma que no sea egoísta. 
Pero yo seré su regalo especial. El más deseado.

6 de diciembre 
"Noche de Reyes" - Mariola Martínez
Era la noche de Reyes, y tras la cena, los coches de alta gama abandonaban la casa. El jolgorio de las últimas horas daba paso al murmullo que provocaba el personal de servicio en su labor de recoger, limpiar y ordenar después de una cena copiosa. Pasadas las doce de la noche, los últimos criados se abrochaban los abrigos, saliendo en procesión con las bolsas de basura en la mano.
—Nos vamos señora. Buenas noches.
—Buenas noches y gracias. La cena estaba exquisita. Tenéis los sobres en el aparador de la entrada. Feliz noche de Reyes.
La casa quedó en silencio. En la cocina, Daniel engullía embadurnado en nata, el último trozo de roscón.
—Cariño no comas más, te va a hacer daño. Y además es muy tarde. Tienes que acostarte ya, que, si estás despierto, no pasan los Reyes—le advirtió su madre.
—¿Y si cuando lleguen no me he dormido?
—Pues cierras los ojos muy fuerte y no los abras, aunque oigas ruido—dijo su padre mientras entraba en la cocina sosteniendo una copa de brandy.
—Pero Papá, ¿por dónde entran si está todo cerrado?
—Cariño, son magos. Ya se las apañarán.
Daniel se despidió con un abrazo de sus padres, atravesó el comedor y desconectó la alarma (pues por muy magos que fueran, la casa era una fortaleza a prueba de magia). En la cama, las horas pasaban lentas para Daniel, que hacía ya un buen rato que solo oía el tic tac del viejo reloj del comedor. Pero de pronto, alguien deslizó la hoja de la ventana. "Aquí están", pensó. Apretó los párpados, que temblaban delatando su vigilia. Tras unos segundos que le parecieron eternos, notó una respiración lenta y acompasada sobre su cara. Y al momento, un susurro: "Soy Gaspar, el rey mago de Oriente. Sé que estás despierto. Pero tendrás tu regalo igualmente si no te levantas de la cama". Daniel asintió ligeramente sin abrir los ojos.
Las pisadas de Melchor y Baltasar atravesaban la habitación.
Y una vez los tres dentro, los Reyes Magos de Oriente, salieron al pasillo. Aguzó el oído, "tic tac, tic tac…", solo silencio. Y de repente, un golpe seco. Poco después Melchor, Gaspar y Baltasar entraban de nuevo en la habitación para salir por la ventana.
—Gracias por la leche y las galletas. Tus regalos están en el árbol. Ahora descansa
—susurró Gaspar al oído de Daniel.
Horas después, las primeras luces del alba mostraban los cuerpos sin vida de los padres de Daniel. El niño los observaba en silencio desde la puerta. Los ojos de su madre, muy abiertos, parecían mirarle bajo la capa de sangre que manaba del orificio de su frente.
"Tic tac, tic tac…", oía. Sin pasar, Daniel dio media vuelta y se dirigió al salón. Al pie del árbol, decenas de regalos. Buscó entre los que llevaban su nombre. Detrás, un paquete enorme llamó su atención. Lo abrió despacio, "¡Tooooma!", gritó. Cogió el teléfono y llamó a su amigo— ¡Te tengo que contar dos cosas! Primera: ¡Los Reyes existen, los vi anoche! Y
segunda: ¡Me han traído el quad!...
"Tic tac, tic tac".

7 de diciembre
"Jördmundgander" - Alberto Jiménez
Mala fortuna o la justicia de Thor. Conozco estas costas como la palma de mi mano, sabía con seguridad que no eran rocas el lugar donde encallamos. Si no se sumerge pronto tendremos que comernos el oro que llena nuestra bodega. Obligo a mis hombres a mantener silencio, ya que, desde hace semanas cabalgamos el lomo de la legendaria serpiente marina Jördmundgander.

8 de diciembre
"La peste" - Klaus Fernández
Las ratas trajeron la peste a su pequeño pueblo. Todos los niños se infectaron y sufrían terribles convulsiones, fiebres y escalofríos. Estaban condenados. Unos pocos padres con gran dolor decidieron que lo mejor era sacrificar a todos los niños, del contrario se podría extender y acabar con el pueblo al completo.
Contrataron a un asesino para que los ahogara en un río cercano.
Ellos no eran capaces de hacerlo.
A todos menos a un niño con cojera. Él no parecía estar enfermo.
El criminal cumplió con su parte y se los llevó a todos.
Luego mataron al malhechor cuando quiso cobrar su salario. Así ocultarían tan espantosa historia.
Se la contarían a los demás padres como un cuento y tal vez podrían olvidar, algún día, la terrible decisión que tomaron por el pueblo.
Y así, la peste llegó y se fue del pequeño pueblo de Hamelín.

9 de diciembre
"The Devil sent you to Lorado" - Alberto Jiménez
Jugaron a las cartas y ganó. Jugaron a los dardos y ganó. Apostaron a ver quién bebía más whisky y ganó.
En aquel bar de Loredo no se podía hacer otra cosa que jugar. Los jugadores se dividían en perdedores y ganadores. Esa noche, la suerte se quedó enganchada a un solo hombre. El hombre que estaba ganando a todo se dirigió a la mujer. Salieron juntos del local. La luna hizo brillar la sonrisa de la mujer ante las ocurrencias de aquel hombre. Al ver el destello en sus colmillos la suerte cambió de compañero.

10 de diciembre 
"La cápsula del tiempo" - Luis Fernández
Irónicamente hoy se cumplen 100 días desde que abrimos un pequeño un pequeño recipiente con anotaciones y recuerdos de 1922. La expectación en este año 2022 era máxima. Los pensamientos y planes de Adolf Hitler, cien años atrás, al poco de ser elegido líder del partido nazi, salvaguardados en una caja de metal, cerrada a cal y canto.
Las indicaciones para su apertura fueron muy precisas. 100 años en el futuro. Un selecto número de científicos e historiadores habían sido invitados.
Pero al abrir la cápsula del tiempo, su horror no pudo ser mayor. Vacío. O eso pensaron.
El diabólico plan de los nazis en caso de perder la inevitable Segunda Guerra Mundial se había hecho realidad. El Patógeno que se liberó nada más abrir el recipiente acabaría con nuestra especie en algo más de tres meses.
Aún queda una segunda caja por abrir. Ya nadie se atreve a abrirla y ya tampoco importa.

11 de diciembre
"La estación" - Klaus Fernández
Llevo solo en la estación espacial internacional más de 10 años. Unos meses antes de que volviera a la Tierra, vi por mi mampara de cristal como nuestro planeta se encendía y se apagaba como un árbol de navidad. Las naciones habían decidido jugar a exterminarse a base de bombas nucleares.
Por supuesto, nadie vendría a buscarme ni yo podría volver a esa bola yerma y radioactiva.
Vivo en la soledad más absoluta.
Menos en navidad, cuando puntualmente Santa Claus me deja mi regalo en la esclusa 25.

12 de diciembre
"Performance" - Alberto Jiménez
Como artista multimedia mostró su nueva creación. Los sensores EEG acoplados a su mente traducían sus pensamientos a la máquina. Una pantalla generaba colores y formas, una fuente cibernética emitía distintas secuencias de chorros de agua y, los asistentes a la performance, conectados en sus asientos, sentían las emociones que controlaba su cerebro.
Los asientos del público eran asientos envolventes que les apretaban para sentir sus abrazos, vibraban y emitían pequeñas descargas eléctricas que se recibían como cosquillas y masajes.
Su genio no contaba con que la familia viniera y se sentara en primera fila.
El día que quisieron verificar con sus propios ojos cómo se estaba derrochando el talento y la educación que le habían dado, murieron siete personas.

13 de diciembre 
"El tren" - Mariola Martínez
El tren se detuvo de madrugada en un tramo de vía en mitad del campo, frente a su casa.
Era el antiguo tren de mercancías utilizado por los militares desde 1926. El estrepitoso ruido metálico de las ruedas sobre los viejos raíles despertó a Martina, que salió al porche asustada.
Un joven soldado bajó de uno de los vagones y con desfallecido paso ascendía hacia la casa,
cruzando el umbral del tiempo a través de los vapores… y lo reconoció. 
Su hermano Emilio, fallecido en la guerra en 1937, venía a visitarla.
—Martina dame agua —. La anciana mujer entró en la casa y salió al instante con un vaso
en la mano que entregó a su hermano. Emilio bebió con avidez, mientras la sangre manaba de su pecho, a través de su ajada camisa. Y ante la atónita y emocionada mirada de ella, pronunció sus últimas palabras.
—Adiós Martina, descansa.
El soldado, sin más, desanduvo el camino hasta el tren subiendo al vagón. El pitido de la locomotora resonó ardiente en el pecho de Martina y entre los vapores, igual que vino, desapareció.

14 de diciembre 
"Deseada" - Valentin@
Conoce cada centímetro de mi piel. Cada imperfección. Siempre brutalmente honesto. Sin piedad me ha mostrado todos mis defectos. Se ha reído de ellos. Ha sido muy cruel conmigo. He necesitado su aprobación durante años. Hasta hoy. Le apuñalo con el cuchillo hasta que deja de existir y abandono satisfecha la habitación que tantas veces hemos compartido. 
Él queda silencioso, hecho añicos.

15 de diciembre
"La sexta extinción" - Klaus Fernández
La niebla avanzó desde el interior de los océanos en dirección contraria al viento. A su paso, el agua de los mares hervía, los barcos se oxidaban y los marineros a su encuentro se cocían vivos.
En tierra firme, los humanos se descarnaban en cuestión de segundos. En pocas horas, llegó a las principales ciudades de todo el planeta. La naturaleza se había cansado de la explotadora humanidad y tomaba cartas en el asunto. Nos llevaba advirtiendo desde hace años. ahora ya era tarde. Había dicho "basta" y la sexta extinción le había llegado a la humanidad.

16 de diciembre
"RRSS" - Alberto Jiménez
¿Qué es una persona Noria? Una persona inteligente, metida en sus libros, pero con poca vida social, abstraída. De eso le acusaban sus conocidos y su familia, de haber perdido el contacto con la gente. Cada vez la gente interactúa más con sus mascotas que con el vecindario. Sin embargo, sus estudios y su dedicación son los que le permitían estar en contacto permanente con cada entrada nueva.
Decenas de miles a cada minuto se registraban en su red social. Breves gestos de manos y ojos, permitían interactuar con las gafas que había diseñado. Las gafas que todo el mundo estaba comprando para sus perros y gatos por lo monas que quedaban.
Quien dice un manejo intuitivo con gestos de la mano, dice manejo con la zarpa. 

17 de diciembre
"El descubrimiento" - Klaus Fernández
Los arqueólogos guatemaltecos estaban muy emocionados.
Unas recientes excavaciones en Tikal, la ciudad sagrada maya, habían sacado a relucir un calendario maya de piedra inaudito. Poseía, a diferencia de los demás, un cuarto círculo. Pusieron a su mejor lingüista, Edgar Morales, a trabajar sobre él. Se quedó lívido de terror. La interpretación de sus símbolos añadidos variaba completamente su sentido. El temido Apocalipsis mencionado en los otros calendarios, en éste era completamente diferente.
No se iba a producir en un año concreto, el pasado 2012, si no cuando se produjera una extraordinaria anomalía climática.
El cielo se teñiría de rojo fuego y los mares ardería en ebullición.
Esta mañana, varias ciudades reportaron del insólito color rojo fuego de sus cielos.

18 de diciembre 
"Irrealidad" - Mariola Martínez
—Ámame Kovthe, ámame como a Felurian en aquella isla desierta. Sé que mis atributos no son comparables con su belleza. Mas soy real.
—Pero yo no. Yo solo soy un alquimista, un músico, un luchador; el personaje de una historia inacabada de Chandrian, dioses y seres Fata.
—Pues usa tu magia, como lo haces para llamar al viento. Pronuncia mi nombre, pues grande es el poder de tus palabras, y escríbeme una canción. Una en cuyas líneas, me despoje de realismo y me convierta en ficción.

En homenaje a mi libro favorito "El nombre del viento" y a Kovthe, el personaje del que me enamoré

19 de diciembre 
"Ropero vacío" - Luis Fernández
Tengo una enfermedad de la que no recuerdo su nombre. Cada día me despierto entre desconocidos. Miro a mi alrededor y no recuerdo cómo llegué aquí. Unos extraños me ayudan a ponerme en pie, me dan de comer y me asean. Me preguntan cómo estoy. No lo sé. Soy un ropero con cada vez menos ropa con al que cubrir mis recuerdos. Siento que pronto no quedará nada con que vestirme. Tengo miedo de cerrar los ojos y olvidar. Intento recordar y no puedo. Los oigo hablar en susurros, a escondidas.
"Zacarías cada vez recuerda menos".
¿Se refieren a mí? ¿Quién es Zacarías?
No me neguéis la ternura, el calor de una mano amiga. Yo mañana no me acordaré de vosotros, pero me quedará la ternura grabada en el alma. Mi cuerpo está enfermo, pero mi corazón no lo está. No perdáis la paciencia conmigo, no quiero morir a oscuras...

20 de diciembre
"La inmortalista" - Alberto Jiménez
El señor Schaefer-Betz ya tenía ochenta años, sin embargo, por su aspecto se diría que rondaba los sesenta.
La responsabilidad de su buena salud no se debía a un físico agradecido, al ejercicio o a la buena comida; sino al tratamiento millonario que sólo unos pocos como él podían permitirse.
La clínica de la doctora Maialen Rodríguez ocupaba dos hectáreas de terreno junto a la costa alicantina.
Allí se intercambiaba la sangre de sus clientes por un combinado de su invención cuyo componente estrella era la sangre azul de cangrejo herradura.
El lisado de amebocito, también llamado factor C recombinante, diseñado genéticamente de nuevo por la doctora, se había integrado con otros sueros y estaba dando resultados extraordinarios.
Conocida como la inmortalista, estaba proporcionando a ciertas personas una prolongación de la vida nunca antes vista.
La inmortalista observó su propia foto, en blanco y negro, comiendo con la reina Victoria Eugenia.
Sus millonarios clientes no salían de allí solo con menos dinero.
Sin saberlo, después de cada intervención, les era extraída una parte de su alma.
El nutriente que proporcionaba la práctica inmortalidad a la doctora Maialen Rodríguez.

21 de diciembre 
"Regalo de navidad" - Luis Fernández
La miseria y la hambruna no podían ser mayores en casa de los López.
Padre ya no sabía qué vender y sus hijos, acostumbrados a las penurias, ya no creían en la Navidad y tampoco esperaba cenar algo que no fuese un dedal de sopa. Ni leña tenían para calentar la gélida casa. Pero, como por arte de magia, Padre, la noche de Navidad, preparó un asado delicioso. Y encontró a su vez algo de ropa vieja para encender la chimenea.
Todo era felicidad. Y aquella noche cenaron copiosamente y durmieron todos calientes.
Menos suerte tuvo el ladrón que se había colado por la chimenea de los López para robarles la poca sopa y las pertenencias que tuvieran. A sabiendas de que no podía quemarse al estar la chimenea siempre apagada, se había colado al amparo de la noche. Pero se resbaló y partió la crisma, cayendo a plomo en la parte inferior de la chimenea.
Y muerto se lo encontró Padre por la mañana.
Dio las gracias a Dios por haberles provisto de cena y ropa...

22 de diciembre
"El dios insignificante" - Klaus Fernández
En mi interior habita un dios, es el dios de las cosas insignificantes.
Es un dios caprichoso y cruel. Capaz de provocarme cambios de mi estado de ánimo con pequeñeces.
Puedo estar de buen humor y él, a su capricho, darle la vuelta. Cualquier cosa le sirve, que se haya acabado la leche del desayuno, que me llamen señor, que hay engordado un kilo, que hoy no me salude el portero. Todo le vale. Es un dios cruel.
Algunas veces, pocas, también lo hace al revés.
Una simple frase o palabra gira mi estado de ánimo 180 grados. Por supuesto son nimiedades.
Que guapo estás hoy, te encuentro más delgado, que divertido eres. Cosas así.
Ni es un dios muy conocido, se oculta y no lo venera nadie.
Pero existe. Y me consta que también habita en ti.
¿No es cierto?

23 de diciembre 
"Jubilosa" - Mariola Martínez
Subió jubilosa a su habitación, impetuosa como un caballo desbocado, bailando al son de la música. Abrió todos los armarios, arrojando a carcajadas vestidos, blusas y complementos sobre la butaca. Siempre lo hacía cuando estaba sola. Le encantaba vestirse, ponerse trapitos, cambiarse el color del pelo… y saltar, saltar muy alto sobre la cama. Entonces cogía el micrófono y cantaba, emulando a sus artistas favoritas. Sin duda algún día, sería como una de ellas. Cogió la bolsa del maquillaje y frente al espejo, perfiló sus cejas, dio color a sus mejillas y pintó sus labios con ese carmín rosita que tanto le gustaba. Subida a sus zapatos de tacón, se dirigió a la ventana. ¡Qué alegría! Ahí estaba Paulita, su vecina. Asomó la cabeza y la saludó a voces, agitando su mano con avidez. Paulita la miró y sin responder a su saludo, se bajó del columpio y se marchó. Aquella frialdad la confundió. Sonreía ante el espejo, procurando que no le afectase la indiferencia de Paulita, cuando llamaron a la puerta. Quitó la música y se desvistió. Su mujer y sus hijas habían llegado.

24 de diciembre
"La iniciativa Vlad" - Alberto Jiménez
Hemos soltado el virus sobre nuestros enemigos. Pronto sus ciudades y pueblos estarán infectadas del virus vampiro, transmitiéndose de vecino en vecino. Su sociedad colapsará. La sangre codificada no les permitirá cruzar las barreras. Cuando todo termine sólo hay que concentrarlos en el día más soleado al aire libre.
Espera... ¡Estas no son las coordenadas!




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