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Hellraiser: Judgement (Gary J. Tunnicliffe, 2018)


Hellraiser: Judgement es la décima entrada en el universo de Hellraiser de Clive Barker.

Al igual que la anterior parte, otra película hecha para retener los derechos de la franquicia, un presupuesto infame (350.000 $), un plan de rodaje de aquí te pillo, aquí te mato (3 semanas) y otra negativa de Doug Bradley, el icónico Pinhead original para interpretar a nuestro Faquir del infierno particular al entender que la calidad del guion era un espanto.

Hay que reconocer al director, aquí también guionista (combinación que resulta, casi todas las veces, sumamente fatal) el mérito de que intente presentar algo diferente. Planos picados. Una iluminación diferente tirando a amarillenta para presentar el hábitat de la Inquisición y azulados para el Infierno, un guion más ambicioso, más gore, unos títulos de entrada bastante chulos... pero al final todo esto no le llega y la película es otra mierda de dimensiones abismales.


Empezando por el detalle del guion. Al principio iba a ser una secuela de Hellraiser, después no pudo ser y Tunnicliffe se deshizo de todas las referencias a la franquicia y quiso sacar adelante la película bajo otro nombre. No lo consiguió (qué raro, con lo buena que es) y años después se le contacta de nuevo para que, ahora sí, su cinta sea parte del universo Hellraiser.

¿Y qué hace el torpón del director/guionista? Mete a calzador a Pinhead y sus cenobitas, deja al malo de turno demoníaco llamado el Auditor (que interpreta él mismo, ya sabéis los ajustes presupuestarios) con un diseño muy parecido al sacerdote del infierno, deja toda su historieta de ángeles y de la Inquisición Estigia y tira para adelante como un caballo desbocado.


¿Qué nos vamos a encontrar en esta espantosa película?

Los detectives y hermanos Sean y David Carter deben encontrar a un horrible asesino en serie que aterroriza la ciudad. Uniendo fuerzas con la detective Christine Egerton, se adentran en una espiral de horror que podría no ser de este mundo.

El problema que tengo con la peli es su espantosa falta de presupuesto. El de querer aparentar algo que no se es. Toda la película canta a barato y cutre. El edificio de la comisaría sale siempre de lejos y con el mismo coche aparcado (como en una sitcom). Los interiores de las casas se suceden siempre en una única habitación. ¿No hay para hacer un plano más ambicioso? ¿Un pasillo? ¡Yo qué sé! La casa del horror de la Bruja Avería, perdón de la Inquisición Estigia, sólo sale de frente. Estoy seguro de que la productora ni tenía dinero para pagar al dueño del inmueble e hicieron cuatro planos al amparo de la noche mientras se comían el presupuesto en bocatas de calamares.

Para dar más miedo, en lugar de currarme unos cenobitas, pongo tres tías en tetas arrodilladas que se beben una sangre negra. Por cierto, los cenobitas salen dos minutos y mal. Pinhead está sentado en una silla como pensando la mayoría de las veces. Un genio de la estrategia haciendo de vientre. Muy mal.

Luego sale un Jophiel, un ángel que estaba al tanto del todo, tras una puerta iluminada de un blanco cegador (qué original... ya puestos que hubiesen puesto música de arpa). Muy mal.

Toda la película es un despropósito. Ah, al final Dios, condena a Pinhead al peor de los destinos... ¡ser humano! Y el último plano es él, vestido como un vagabundo gritando ¡NOOOO!

Comentaba el director que, ese final tan sorprendente de ver al rey del castillo convertido en plebeyo, era súper interesante. Convencido estaba que iban a hacer varias secuelas de su película... pues... tras cuatro años desde su estreno directo al circuito DVD, va a ser que no.



Valoración final: Malísima

Os dejo el tráiler original de esta obra maestra (ironía ON).


Si os habéis quedado con ganas de más cenobitas, podéis revisar aquí el resto de las películas de Hellraiser.



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