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El clan (Inspectora Elena Blanco 5) - Carmen Mola

 


Quinta y parte final de los casos de la inspectora Elena Blanco.

¿De qué va está quinta parte?

Elena Blanco, inspectora de la Brigada de Análisis de Casos (BAC) se enfrenta a su peor enemigo, una poderosa organización integrada por personalidades del mundo empresarial, la política, la judicatura y la policía conocida como El Clan. 

Cuando Elena recibe unas imágenes en las que el desaparecido Zárate aparece tendido sobre un charco de sangre, comete un error imperdonable. Con la inspectora en busca y captura, acusada del asesinato de un policía, y Zárate desaparecido, Mariajo, Reyes, Orduño y Buendía hacen la guerra por su cuenta.


Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero son Carmen Mola.

Al igual que le pasase en anteriores ocasiones, el trio de escritores que conforman a Carmen Mola están obsesionados con hacernos sentir incómodos. 

Ya en las primeras páginas de esta quinta (y espero última novela) las escenas escaborosas rizan el rizo presentándonos escenas tan desagradables como un soldado adolescente estrellando a un bebé recién nacido contra una pared, para rajarle después y comerse su corazón. Muy gráfico y innecesario.

Comete Carmen Mola la mayor de las torpezas una y otra vez. Un villano no es necesario que sea cruel. Es un recurso demasiado manido, demasiado obvio. Si presentas a un antagonista el cual esttás deseando que se lo carguen, si no puedes empatizar con él a ningún nivel emocional, el villano se convierte en una caricatura. Un malo de tebeo.

¿Qué villanos se recuerdan con más benevolencia? Todos aquellos que sus motivaciones no son la maldad per se  véase Darth Vader, Hannibal Lecter o el titán loco del universo Marvel, Thanos, por citar algunos  íconos modernos. 

Me parece increíble que estos señores no se hayan enterado como construir personajes que no sean unidimensionales teniendo tantos, tantísimos años de experiencia a sus espaldas.

Y luego tiene fallos de lógica narrativa de traca. Un personaje capturado por el omnipoderoso Clan, ¿Es capaz de llegar a su casa tras horas en autobús, con un tiro metido en un costado, coger todo el dinero posible y coger un vuelo a Monrovia?

¿Nadie del todopoderoso El clan vigila su apartamento? ¿Ni tampoco el aeropuerto, ni las estaciones de autobus? ¿Nadie?

En un alarde de querer justificar esta gilipollez, Carmen Mola, dice que pagó el billete del avión en metálico para que no le descubrieran. ¿Desde cuando al coger un vuelo no hay que indicar ni el nombre del pasajero?

Otro detalle: Monrovia es la capital de Liberia y no hay vuelos directos desde Madrid. Se necesitan más de 30 horas y diferentes escalas para llegar. Sin problema hacerlo a las bravas. Total, solo tiene un tiro metido en el cuerpo.

Tengo la sensación de que esta quinta parte es de encargo. Habría que escribirla para satisfacer algún tipo de contrato con la editorial y Carmen Mola entrega una mala novela, por mucho que la crítica la ensalce. Es mala, muy mala.

Como liquidar en las primeras cien páginas a dos personajes importantes. No diré quienes son para no destripar esta sorpresa a los potenciales lectores. Después nos cargamos a uno de los pocos personajes simpáticos de la novela sin razón alguna y nos callamos quién lo hizo. Un despropósito.

Otra cosa que me repatea como lector es la indecencia que han tenido Carmen Mola con el personaje de la agente Reyes. 

En la cuarta parte no se cansaron de repetirnos que si Reyes era de género fluido (aunque sus relaciones sexuales siempre eran con hombres), que si Reyes se viste de hombre, que si Reyes se viste de mujer, que si Reyes... bla, bla. Un personaje construído más como un calentamiento morboso de tres señores que les debe poner durísima que una mujer le guste vestirse de hombre pero que le siga gustando exclusivamente acostarse con el sexo masculino.

Metamos a una de género fluido que eso vende mucho hace algunos años ahora pero como ya no está tan de actualidad dejamos de ser tan modernos ni inclusivos, no le damos bola y la convertimos en un personaje odioso. La constante necesidad de repetirnos que Reyes es de género fluido no aporta nada a la trama y cómo tampoco lo sería repetir que a otro personaje heterosexual constantemente que le gustan las mujeres. ¿Es importante decirlo? ¿Aporta algo su sexualidad a la trama? ¿No? Pues entonces no hace falta repetirlo hasta la saciedad.

A mí, Carmen Mola me enganchó por escribir novela negra patria de calidad. Un caso a resolver en Madrid y alrededores. Y eso estaba bien, muy bien. Y ahora esta quinta entrega es todo lo contrario.

Todo lo que funcionaba de maravilla en la primera novela ha ido pervirtiéndose en una trama complicadísima a nivel internacional donde está metido el gobierno español, la dirección de policía, la ONU, la milicia liberiana, aviones que se estrellan para tapar secretos, el antiguo comando vasco-español, tráfico de órganos, pateras llenas de inmigrantes…

El final es de risa, precipitado y no tiene sentido alguno.

Carmen Mola ya no mola y se ha convertido en Carmen Mala.

⭐⭐ de 5. Mala.

Es peor que la cuarta parte y infinitivamente peor a las tres partes anteriores.

¡No te olvides echarle mientras tanto un vistazo a nuestras reseñas de laa anteriores novelas aquí!

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Comentarios

  1. Gracias por la reseña, me falta la anterior parte y esta. Seguramente las leeré por afán completista. Es una lástima que por estirar el chicle te quedes con mal sabor de boca. Gracias de nuevo.

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