La fiesta del Chivo nos descubre la terrible crónica novelada de la dictadura de Trujillo. Los dominicanos sufrieron la misma lacra que los españoles con un dictadura cruenta y feroz. La novela nos combina personajes históricos con personajes de ficción que le sirven al autor como un referente de grupos sociales que se ven representados en una única persona o familia. Recrear el régimen de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana no es mal ejercicio y creo que aún más complicado cuando los hechos son relativamente recientes. La gente tiende a igualar, a ver con más benevolencia, a sentir menos emociones; a medida que la distancia temporal se alarga.
Personajes ficticios son Urania Cabral o Agustín "Cerebrito" Cabral. Agustín representa a la clase política que se aprovechó y vivió al calor de dictador y luego cayó en desgracia por motivos absurdos y aleatorios, debido a la constante sospecha de conspiraciones en contra del régimen. Uranía, su hija, es símbolo del trato a las mujeres en esa oscura época.
Esto se mezcla con personajes históricos reales en los que Vargas Llosa se toma muchas libertades narrativas para explorar sus motivaciones y actos. Nadie estaba en esas situaciones privadas e íntimas como para relatar sucesos que pudieron pasar.
Aún con este riesgo tienen mucho peso tanto el propio Rafael Leonidas Trujillo "El Chivo" o como Johnny Abbes García, Jefe del Servicio de Inteligencia Militar, conocido por su brutalidad. Por cierto "El Chivo" no era el único mote por el que la gente se refería él, también se usa mucho "El jefe", "El benefactor", o también "El chapita" por su querencia a forrarse de medallas.
Son así mismo reales los conspiradores: Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, y otros miembros del grupo que asesinó a Trujillo. La trama también habla de este grupo que está conspirando, reuniéndose y, al final, ejecutan el magnicidio.
Con menos peso, pero también real, es el hijo del Chivo, Ramfis Trujillo. Retratado como un playboy de medio pelo, un personaje más ocupado en las mujeres, el alcohol, la fiesta y los caballos que en otra cosa.
Reconozco que me sorprendió mucho enterarme de la
masacre de perejil, en la que miles de haitianos fueron asesinados (dependiendo de la fuente entre 5.000 y 67.000) en una acción de pura limpieza étnica. Lo del perejil viene porque era la palabra que los militares dominicanos les pedían que pronunciaran a sus potenciales víctimas. Los negros de origen haitiano no pronunciaban bien esta palabra al hablar habitualmente francés o creole. Si no lo hacían bien les disparaban o mataban a machetazos.
Creo que esta anécdota histórica refleja muy bien la aleatoriedad del mal y el terror que regía el gobierno de Trujillo.
Me llama la atención, en el estilo de escritura de Vargas Llosa, la cantidad de enumeraciones que hace a lo largo de su escritura. Por ejemplo podemos encontrar muchas veces estructuras como "...allí estaban las madres, las hijas, las nietas, las tías..." o "...en el parque había ficus, secuoyas, abedules, mangos...". Me ha parecido significativo el hecho que, este tipo de frases, se dé con tanta frecuencia.
Vargas Llosa sabe ser crudo cuando es necesario y maneja el vocabulario a la perfección, tanto más cuanto que está adaptado a una geografía específica y ajena, en el espacio y el tiempo. Y consigue llevarnos a la perfección al lugar y al momento.
Es una gran narración de ⭐⭐⭐⭐⭐
Reconozco que Vargas Llosa me aburre. Empecé “ La ciudad y los perros” y lo dejé. Le daré otra oportunidad. Gracias por tan estupendo reseña.
ResponderEliminarYo leí hace mucho El héroe discreto. Creo recordar que me costó un poco pero no me disgustó. Gracias por la reseña
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