El Lobo de Montecristo (Introducción y Acto Uno) - Klaus Fernández
EL LOBO DE MONTECRISTO
“La venganza es un plato que se sirve frío”
Un valeroso marinero, Edmundo Dantés, es injustamente acusado de
traición por sus amigos, arrestado el mismo día de su boda y finalmente
encarcelado. Al cabo de unos años escapa de prisión, se convierte en un hombre
rico y adopta el título de conde de Montecristo. No descansará hasta consumar
su venganza sobre aquellos que tan vilmente le traicionaron.
No os quedéis con esta
falaz historia, vagamente parecida a la que en verdad aconteció. En la
real, como no puede ser de otro modo, soy yo el protagonista absoluto y no ese
grumete de agua dulce que se han sacado de la manga. La buena es la que os
contaré esta noche. Y como en todas las buenas historias hay de todo. Muerte,
traiciones, luchas, malos innobles e inmorales. Y, ante todo, un lobo muy
bueno, valiente, desprendido e injustamente tratado.
Alrededor de una
pequeña hoguera en medio del bosque, mis pequeños sobrinos junto a los demás
integrantes de los Pequeños Lobos Exploradores me miraban fascinados. Me sucede
muy a menudo. Soy muy buen narrador y un codiciado soltero. Esto último parece
que no viene a cuento y lo he metido a capón, pero creo que es importante que
lo sepáis.
En mis ratos libres,
soy monitor de esta organización sin ánimo de lucro junto a mi hermana
Margarita. En mi grupo hay miembros de todas las especies y clases; lobeznos,
ardillitas, conejitos, cerditos, ositos pandas, cigüeñitas, patitos y hasta una
zarigüeya. La única norma que existe es la de no poder comernos entre nosotros.
Norma que no creáis que no me cuesta respetar. Pero tengo fuerza de voluntad y
me contengo. Al menos durante las jornadas. Es fundamental fomentar el respeto.
Aquí les enseñamos cosas tan dispares e inútiles como hacer doce tipos de
nudos, incluido el de la corbata, orientarse con las estrellas, determinar el
norte según el musgo de los árboles, y demás chorradas que no les van a servir
de nada en su vida adulta. Como las matemáticas integrales. Con mucho gusto los
llevo dos veces al año a lo profundo del bosque como parte de estas jornadas.
Es una burda mentira.
La verdad es que me aburro muchísimo. Voy siempre obligado por mi hermana,
arrastrado por las patas dejando surcos con las uñas en la tierra, y a
regañadientes. Cualquiera se lo dice a Margarita, con las que se gasta. Tiene
un pronto muy feo y como para decirle que se vaya sola a esas jornadas. Forman
parte de una supuesta terapia de hacer algo con los niños, la familia y estar
en comunión con la naturaleza, según mi hermana. Tonterías.
El que se queda como un
marqués es mi cuñado Isidrín, el zorro, que nada más salir por la puerta toda
la prole, ya se queda canturreando en calzoncillos, camisa abierta hawaiana y
haciendo la chasca para la barbacoa. Sufriendo dice siempre que se queda el muy
bellaco, hijo de mil chacales.
Los críos, versiones
pequeñas y enfurruñadas de sus padres, son muy pesados y se pasan toda la noche
quejándose. Enseguida se aburren. No deben de encontrarme divertido. Seguro que
piensan que soy un pobre lobo trasnochado y más viejo que el rodapié de las
cuevas de Altamira. Aunque, todo sea dicho, tampoco se me da tan mal ser
monitor. Quizás debería mejorar ciertas cosillas de poca envergadura como, al
menos, aprenderme sus nombres. Mi hermana Margarita dice que queda feo que, por
no saberlos, les ponga motes como Tocinete, al conejo pasado de peso. Sabrosón,
al sonrosado cerdito o, como no consigo recordar ninguno de los nombres de mis
6 sobrinos, los enumere tipo Isidrín Uno, el otro Isidrín, Margarita Tres, etc.
Una vez caída la noche,
Margarita me dejó al cargo de entretener como un bufón a las criaturas. Ella
aprovecharía para recoger más leña para la exigua hoguera que estaba intentando
yo que cogiera fuerza soplando a cuatro patas sin éxito. Nada. Eso no cogía
fuerza ni a tiros. El grupo ya empezaba a mirarme de un modo inquisidor. Me
levanté de un salto y me sacudí las zarpas. Al carajo con el fuego. Podría
contarles una bonita historia que me aconteció. Así que aproveché para
arremolinarles a todos junto a la débil fogata, no sin antes ordenar con un
coscorrón a Tocinete que le diera brío al tema del fuego en sustitución mía,
para que pudiera estar tranquilo contando mi relato.
Antes de irse mi hermana
me había advertido, dedo en alto, que no contara cosas horribles al grupo.
Cosas bonitas, de amor, me dijo. Por supuesto contesté que sí y no hice ni
amago de obedecerla. Estoy yo para desechar una buena historia y sustituirla
por otra repleta de animalitos con coronas de flores en la cabeza tocando el
arpa, agarrándose de las manitas y mirándose a los ojos como corderos
degollados.
Agarré
una linterna y enfocándome por debajo de la barbilla, con voz grave, les dije:
Escuchad atentamente que ahora empieza...
ACTO UNO
La terrible y sangrienta venganza de El lobo de Montecristo.
Me desperté en una húmeda, oscura y austera celda. Con mucho dolor de
cabeza y un aliento atroz. De esos que hacen que las plantas besen la lona a su
contacto. No conseguía acordarme de cómo había llegado hasta aquí.
Lo último que recordaba
era haber estado de copas hasta tarde con mi amigo el cazador. Él andaba
preocupado. Su hijo mayor, Fermín, se había comprometido con la lagarta de
Caperucita y creía que el casamiento no duraría mucho. Yo no podía estar más de
acuerdo. Por los novios no daba ni un duro, a mil leguas se podía ver que ahí
no se respiraba amor. Sólo vicio. Un divorcio exprés se avecinaba al galope. Si
es que en esta sociedad actual todo son prisas. También habréis deducido que
finalmente no me comí a Caperucita. No soy un monstruo. Además, esa no tiene
más que huesos.
Y bebiendo hasta bien
entrada la noche estuvimos hablando de lo humano, de lo lobuno y de lo divino,
hasta que me excusé un momento para aliviar mi vejiga. Siempre lo hago tras un
árbol, de pie y aullando a la luna. Los lobos de buena cuna han de hacerlo así.
Sentí un potente golpe tras las grandes orejas y caí “desmayao”.
Lo siguiente que
recuerdo es estar encerrado en Lobatraz. Por si no lo recordáis, esta prisión
es una fortificación francesa que anteriormente fue un convento para
convertirse finalmente en un penal para los seres más abyectos y viles del gran
bosque. Se halla en medio de un gran lago golpeada por furiosas olas. A ella
sólo se puede acceder mediante una barca y únicamente algunos días, cuando el lago
estaba navegable...»
Los listillos de los críos me
interrumpieron diciendo que era imposible que hubiera olas en un lago. Me hice
el ofendido y les mandé callar. Mentalmente me apunté que debería documentarme
más en mis hazañas y despaché el tema mandando a Sabrosón que ayudará a
Tocinete con el fuego y la cena. El conejito parecía haberse relajado con el
fuego y quedado atontado escuchando mi dulce voz relatar mis hazañas.
«Me
hallaba enjaulado (y hambriento) por rencorosos enemigos. Desconocía que
tuviera tantos adversarios una noble criatura sin maldad, como yo, que sólo
busca el bien ajeno. Yo es que soy muy amigo de mis amigos... y muy enemigo de
mis enemigos.»
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¡No te pierdas, la precuela a esta historia, El Lobo con Botas, pulsando el enlace!
Hacía mucho tiempo que no me reía tanto, y la última vez fue curiosamente con "El Lobo con Botas", la historia que precede a "El Lobo de Montecristo". Klaus no solo ha creado un personaje maravilloso y muy divertido, sino además un universo dónde ya no quieres escaparte nunca más con una multitud de personajes todos igual de entrañables… Isidrín, Margarita, Tocinete, Sabrosón, ¡No me veo harto de Rufino! La espera para el siguiente capítulo se está haciendo eterna...
ResponderEliminarMuy bien. Primer objetivo conseguido. 😁 Serán 4 entregas. Todo septiembre entretenido.😆
ResponderEliminarQue gracioso es mi marido ��
ResponderEliminarIsidrin al poder!!!!!
Me gusta el relato. Es muy klaus y te hacer reir. Deseando poder comprarlo con olor a papel.
ResponderEliminarEn octubre saldrá con ciertas sorpresas. Gracias
EliminarYa estás tardando, sabrosón en sacar un Spin-off de Isidrín... dale aire al fuego.
ResponderEliminar¡Eres más aguafiestas que Zaca!
Me ha dejado a medias,esperando lo siguiente😃
ResponderEliminarMuy divertido, exactamente mi estilo de humor. Qué envidia poder escribir tan bien. Enhorabuena
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