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El panfleto religioso más elaborado de la historia. El héroe de las eras - Brandon Sanderson

 

Final de la trilogía Nacidos de la bruma. Un final digno a una saga trepidante. No se baja el acelerador sino que se pisa más a fondo, sobre todo en el final de este libro.

Resolución a los avatares de Vin, Elend, Sazed, Brisa y demás personajes que han tenido que afrontar dirigir un imperio siendo los revolucionarios que reventaron el anterior régimen.

«[...]que parece extraño estar en este lado del problema: detener una rebelión, en vez de empezar una.

—Puede que tengamos que organizar una rebelión contra la rebelión, Brisa. —La voz de Fantasma resonó desde abajo—. Si eso te hace sentirte más cómodo».

Otras cosas se le podrá achacar a Sanderson pero te deja muerto con su imaginación a cada paso. ¿Dónde empieza él y dónde termina su influencia de otros? No podemos saberlo: «La ceniza continuaba cayendo, revoloteando alrededor de Marsh con una brisa perezosa». El asunto de la ceniza, por ejemplo. El mundo se destruye. Aquí la ceniza, en La rueda del tiempo, el campo se consume, la tierra se vuelve estéril. En ambos casos  aparece el fantasma del hambre. No hay nada que comer. ¿Qué fue antes? ¿Quién copió a quién? Jordan a Sanderson o Sanderson a Jordan. ¿Quién lo sabe si son dos personas que colaboraban continuamente?

Como ya he comentado en anteriores reseñas del mismo autor (pasa lo mismo en la serie Steelhart por citar un ejemplo), sus historias tienen un tufillo a mojigatería de la más barata: «A TenSoon no le habían dado ropa. Por eso, mientras caminaban, disolvió sus genitales y reformó una entrepierna lisa, común entre los kandra». «Algunos incluso preferían llevar ropas, aunque los que no lo hacían declinaban crear genitales para sus Cuerpos Verdaderos». Los kandra pueden copiar un cuerpo hasta el mínimo detalle pero deciden no incluir los genitales. ¡Pues vaya espía de mierda! Se expone a que cualquiera le descubra en cuanto va al baño.

Esto no tiene ninguna otra explicación que no sea el profundo problema que tiene Sanderson con las relaciones afectivas y no digamos con las eróticas. Sus personajes son auténticos zombies de las emociones. Noños como un niño de 12 años cuando le tienen que dar la mano a la que eligieran como compañera sentimental.

De la misma forma tiene problemas para no ser un machista light. Alguien que ve a las mujeres de una forma muy tradicional. Vin está encantada de ponerse vestiditos y asistir a fiestas. Todo esto aún siendo la puta ama del Universo (ya veréis el final). «Supongo que ya que está en ello, bien podría traer de vuelta las plantas y las flores. Por algún motivo, parece algo adecuadamente femenino». «Sin duda, sus habituales pantalones y camisa de hombre contribuían al sigilo, aunque en los últimos tres años se había dejado crecer el pelo negro hasta un largo más femenino, por los hombros». No puedo evitar que estas cuestiones me rechinen un poco. No. Bastante.

No. No está justificado que el lord legislador haya borrado de la mente de la gente ciertos conocimientos científicos y otros sí los haya dejado. Me parece un fallo terrible que se utilice una metáfora como: «¿[...] reloj de bolsillo al que no acabe por gastársele la cuerda?» ¿De verdad? ¿Un reloj de bolsillo? Están todos luchando con arcos, flechas y lanzas. En la Historia, en la de verdad, pasan 500 años de diferencia entre el uso de la pólvora (s.ix) en los enfrentamientos bélicos y la aparición del primer reloj de bolsillo en 1510 (s.xvi). No encuentro la manera de justificar que un hecho tecnológico como la pólvora se haya borrado de sus mentes, porque no es solo eso, es todo lo que implica.

Me parece un error tremendo.

En el asunto de transmitirse entre ellos cartas metálicas porque así Ruina no podrá leerlas no lo veo justificado por ningún lado o, al menos, a mí no me parece lógico (dentro de la lógica del sistema mágico de Sanderson para esta obra).

Después de ponerle a caldo-perejil, estaréis esperando una puntuación muy baja. Pues no, aún así es un libro de ⭐⭐⭐⭐. Por la creación de mundos, por darnos personajes complejos, por arcos de personaje y de historia muy bien elaborados. Por su sentido pedagógico facilitando que nos acordemos de lo importante y tengamos en cuenta la pistas que nos va dando a todo lo largo de la historia.

Después de leer toda la saga, y sobre todo por el final, tengo la sensación de haberme leído un panfleto sobre la religión. ¡Ah, la religión es la pera limonera! Todo mentira. Todo, todo a lo que se refiere Sanderson en el final del libro NO es religión. Es conocimiento humano desarrollado gracias a que algunos héroes se desvincularon de la religión y buscaron el conocimiento en contra de la Fe.

Por cierto, para este último volumen he conseguido la edición ilustrada. Las ilustraciones no me dicen nada. No creo que aporten mucho, algunas hasta parecen creadas con IA. Si a alguien le sirve: ese dinero de más, puede ahorrárselo.

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