Almas perdidas en la ceniza - Parte 8 de 10 - Luis Fernández
Relato Ocho – El bombardeo Es como una tormenta que viene y va. Como hace mil años en casa. Observábamos desde las ventanas como, afuera, la tormenta se alejaba. Solo que el trueno que oyes puede ser lo último que escuches en tu vida. El terrible estruendo de una bomba al explosionar retumba los cimientos del refugio. En la tierra El fino polvo del techo nos ensucia y nos otorga un aspecto ceniciento, mortecino. Como si nos estuvieran embalsamando para la muerte. No sabes si la siguiente bomba alcanzará el refugio, si tu casa seguirá en pie, si alguno de tus familiares morirá esta noche. Abrazo a Konrad fuerte contra mi pecho. Sus cálidas lágrimas humedecen mi único vestido. "Tengo miedo, Tía Kerstin. No quiero morir". Le acaricio el pelo y le digo que nadie va a morir. Que fuera tan solo está lloviendo con fuerza y que, después de la tormenta, saldremos a jugar. Que le daré algo de chocolate, que le contaré historias bonitas de diablillos torpones y árboles de Navidad qu...